En primer lugar, la angustia, la permanente sensación de quiebre que transmite el rostro de Natalie Portman, es asombroso, lleva la actuación al límite, es algo vertiginosamente inquietante hasta el desenlace del film. En 2do lugar la comunión entre dirección y actuación es genial, Aranofsky, el director del film, siempre va siguiéndola a ella (vuelvo a repetir las expresiones angustiantes de los ojos de la actriz protagónica en cada toma) introduciéndonos en su oscuro mundo psicológico que poco a poco se va desmoronando. Nos hace sentir esa presión constante del contexto que rodea a la bailarina, tanto su madre, su director (brillante Vincent cassel), Beth MacIntyre (Winona Ryder) y Lily (Mila Kunis) hasta su convulsionado mundo interno; su sensibilidad, sus sentimientos reprimidos, la búsqueda obsesiva de la perfección. La película es genial, en todos sus aspectos, esta lograda hasta dejarte, poco después del final, con un vuelo angustiante y ala vez liberador y reflexivo, lleno de sentimientos y emociones que, acumulados a lo largo de casi 2 horas de película, cuesta digerir, pero con el agridulce sabor de haber visto algo sumamente maravilloso. Gracias.