Francia. París. El extrarradio. El odio está en todas partes, aunque en la ciudad se hace más elegante, más sugerente. En la ciudad es el agente externo a ella misma, es decir, los tres protagonistas del film, quienes introducen la violencia. De esta manera, se resalta lo subversivo de la trama urbana en la que vivimos realizada en base al sistema capitalista que impera.

El barrio, la cité, la periferia se nos muestra como el lugar de creación suprema del odio. El odio está fuera y se hace desde dentro, se hace allí en donde la atención de los medios institucionales, audiovisuales y económicos llega deshinchado y falto de aire. El amalgama que queda excluido de la elite se encuentra en una encrucijada de luchas y protestas cada vez más violentas que se hacen necesarias para la realidad de la que se nos aleja en todos los medios de comunicación manipulados.

La expresión de la calle está captada desde una perspectiva implacable y efectiva. Técnicamente es sorprendente el ritmo con el que empieza la película, aunque a medida que avanza la trama podría incluir un mayor dinamismo y algo más de ese ritmo revolucionario propio de lo urbano, al final sí que vuelve a ganar en impacto con una vuelca de tuerca que deja el film a la altura de la realidad misma.

Una película imprescindible para conocer la sociedad y el mundo en el que vivimos!