Aún no compartiendo ese aparente nihilismo que transmite la película, me quedo con el humor en sí y las canciones que construyen un buen rato de entretenimiento.

También hay algún detalle que se me antoja visionario, como el parto en el que el médico no le dice a la madre el sexo del bebé por no imponerle roles desde el principio. Quizá ahí está la clave de la película para mí, que nadie ni nada está a salvo del sarcasmo de Monty Python. Además de que tampoco da la sensación de que intenten imponerte su visión como la verdadera, como otros muchos humoristas sí dejan claro con grandes dosis de malicia. Hay varias escenas que se burlan frontalmente mi propia ideología y sin embargo no lo siento como un ataque malicioso (incluso cayendo en la reducción al absurdo en varias ocasiones).

Es un tipo de humor que podría considerar absurdo, que sin arrancarme apenas carcajadas me tiene con una sonrisa durante toda la película.