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Voto de Maximillian:
10
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Aventuras. Acción. Drama
Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2022
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
A "Espartaco" le cabe el honor de ser uno de los "peplum" clásicos que mejor ha resistido el paso del tiempo,
La historia narra la rebelión de Espartaco, un gladiador tracio que, según la historiografía romana, lideró la III guerra servil contra la república romana entra los años 73 y 71 a.C.
Sus innegables valores fílmicos se deben a una conjunción de diversos factores entre los que destacan los siguientes:
La magistral dirección de Kubrick que, a pesar de haber acometido la tarea de dirección tras el despido de Anthony Man, supo dejar su impronta personal en todo el metraje tanto a nivel visual como narrativo.
El guion de Dalton Trumbo que supo adaptar la novela de Howard Fast, introduciendo sutiles reflexiones político-sociales que prestan un barniz intelectual al argumento.
La soberbia partitura de Alex North que compuso su obra maestra, de una gran sofisticación y sensibilidad, alejándose de la habitual pomposidad de la ambientación musical histórica, sin utilizar las fanfarrias triunfalistas ni los solemnes coros de los estilos impuestos por Miklos Rozsa (Ben-Hur) o Alfred Newman (La túnica sagrada).
Pero principalmente el film destaca por la magistral actuación de su reparto, todos ellos en el momento álgido de sus carreras artísticas:
Kirk Douglas está imponente en su caracterización de gladiador rebelde derrochando química junto a Jean Simmons, quizá algo envarada para encarnar a la sumisa esclava Varinia.
Laurence Olivier y Charles Laughton están deslumbrantes en sus caracterizaciones de senadores romanos.
Peter Ustinov, el inovidable Nerón de "Quo Vadis", nos brinda otra brillante composición recreando al astuto Batiatus.
Tony Curtis, que presta su juvenil apostura al rebelde Antonino.
El resto de reparto es de auténtico lujo para interpretar a personajes secundarios, tanto John Gavin, como Nina Foch, Woody Strode, John Ireland o Herbert Lom enriquecen todas la escenas en las que aparecen.
Quedan para el recuerdo varias escenas que forman parte independiente de la historia del cine y que detallo en la zona de spoiler para no arruinar la experiencia del visionado a las almas cándidas que se aproximen a la historia sin tener conocimiento previo de ella.
La historia narra la rebelión de Espartaco, un gladiador tracio que, según la historiografía romana, lideró la III guerra servil contra la república romana entra los años 73 y 71 a.C.
Sus innegables valores fílmicos se deben a una conjunción de diversos factores entre los que destacan los siguientes:
La magistral dirección de Kubrick que, a pesar de haber acometido la tarea de dirección tras el despido de Anthony Man, supo dejar su impronta personal en todo el metraje tanto a nivel visual como narrativo.
El guion de Dalton Trumbo que supo adaptar la novela de Howard Fast, introduciendo sutiles reflexiones político-sociales que prestan un barniz intelectual al argumento.
La soberbia partitura de Alex North que compuso su obra maestra, de una gran sofisticación y sensibilidad, alejándose de la habitual pomposidad de la ambientación musical histórica, sin utilizar las fanfarrias triunfalistas ni los solemnes coros de los estilos impuestos por Miklos Rozsa (Ben-Hur) o Alfred Newman (La túnica sagrada).
Pero principalmente el film destaca por la magistral actuación de su reparto, todos ellos en el momento álgido de sus carreras artísticas:
Kirk Douglas está imponente en su caracterización de gladiador rebelde derrochando química junto a Jean Simmons, quizá algo envarada para encarnar a la sumisa esclava Varinia.
Laurence Olivier y Charles Laughton están deslumbrantes en sus caracterizaciones de senadores romanos.
Peter Ustinov, el inovidable Nerón de "Quo Vadis", nos brinda otra brillante composición recreando al astuto Batiatus.
Tony Curtis, que presta su juvenil apostura al rebelde Antonino.
El resto de reparto es de auténtico lujo para interpretar a personajes secundarios, tanto John Gavin, como Nina Foch, Woody Strode, John Ireland o Herbert Lom enriquecen todas la escenas en las que aparecen.
Quedan para el recuerdo varias escenas que forman parte independiente de la historia del cine y que detallo en la zona de spoiler para no arruinar la experiencia del visionado a las almas cándidas que se aproximen a la historia sin tener conocimiento previo de ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Mis escenas favoritas son:
El combate de gladiadores, cuando Draba perdona la vida a Espartaco, pese a tenerle a su merced, acto que le cuesta la vida, después de haber comprendido que su enemigo no era Espartaco, sino el propio sistema esclavista romano.
La sutil conversación entre el patricio Craso y el esclavo Antonino, censurada en el momento de su estreno y recuperada en la versión para DVD de 1991, sobre sus preferencias entre comer ostras o caracoles insinuando que el placer es una cuestión de gustos y no de principios o moralidad.
El momento, en que los generales romanos, tras derrotar al ejército de esclavos, exigen a los vencidos que identifiquen a su líder Espartaco, uno de ellos se pone en pie y antes de que pueda hablar, uno a uno, todos proclaman: "Yo soy Espartaco", demostrando que en cada uno de estos luchadores anónimos había germinado el espíritu de Espartaco, o lo que es lo mismoi, su ansia de libertad.
Y por último, la despedida de Varinia, mostrando a un Espartaco crucificado entre miles de esclavos ajusticiados, a su propio hijo nacido en libertad, y al bebé que sostiene entre sus brazos, la imagen de su padre agonizante, tras haber dado la vida por la libertad de su hijo y de toda la humanidad.
El combate de gladiadores, cuando Draba perdona la vida a Espartaco, pese a tenerle a su merced, acto que le cuesta la vida, después de haber comprendido que su enemigo no era Espartaco, sino el propio sistema esclavista romano.
La sutil conversación entre el patricio Craso y el esclavo Antonino, censurada en el momento de su estreno y recuperada en la versión para DVD de 1991, sobre sus preferencias entre comer ostras o caracoles insinuando que el placer es una cuestión de gustos y no de principios o moralidad.
El momento, en que los generales romanos, tras derrotar al ejército de esclavos, exigen a los vencidos que identifiquen a su líder Espartaco, uno de ellos se pone en pie y antes de que pueda hablar, uno a uno, todos proclaman: "Yo soy Espartaco", demostrando que en cada uno de estos luchadores anónimos había germinado el espíritu de Espartaco, o lo que es lo mismoi, su ansia de libertad.
Y por último, la despedida de Varinia, mostrando a un Espartaco crucificado entre miles de esclavos ajusticiados, a su propio hijo nacido en libertad, y al bebé que sostiene entre sus brazos, la imagen de su padre agonizante, tras haber dado la vida por la libertad de su hijo y de toda la humanidad.