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Voto de Migue Muñoz:
10
7.9
130,345
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
6 de agosto de 2008
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última producción de Pixar tiene todos los mecanismos internos para hacer brotar en el espectador el milagro de acontecer a la creación bella, enaltecida, futura en sumo grado.

La visita sensorial a la emoción pura ya no provienen de unos argumentos demasiado infantiles y sensibleros, ni de una magia animada de corte clásico, sino de la creación de imágenes que logran la devoción fetichista del cinéfilo y del enamorado del arte.

Wall-E, como en su momento también lo pudo ser la maravillosa odisea técnica de Buscando a Nemo, proyecta la imagen y el plano como metonimia del mero sentimiento: la unión perfecta del logro de los pioneros con el cine futuro (el cine del siglo XXI).

Una línea sólida de creación que no necesita de seres antropomórficos arcaicos para resolver la interpretación libre y metafórica de nuestra propia sociedad y de su porvenir, sino que se apoya en un deslumbrante batallón de robots que navegan en trazos depurados e hiperexpresivos.

Wall-E se compromete con intertextos tan variados y coherentes como el culto a las Naves misteriosas de Douglas Trumbull; el E.T. Spielbergiano, o la desolación humana del Rossellini fundacional del neorrealismo pasado por el tamiz del Richard Matheson de Soy Leyenda.

Andrew Stanton y su equipo fusionan con todo el sentido del mundo a Michael Crawford y Edith Piaf con un planeta Tierra en estado posapocalíptico. Su fondo humanista desemboca a través de una voz y un punto de vista de inteligencia artificial que tanto susurra como grita la capacidad de la animación de acercar, tanto mensajes contemporáneos, como la posibilidad de rescatar técnicas narrativas del cine de los orígenes (apenas hay diálogos).

Asimismo, si uno analiza concienzúdamente desde el primer tráiler hasta los fabulosos títulos de crédito finales se da cuenta de que:

1) Disney ha perdido la corona del reinado de la animación en pro de Pixar. El tráiler de su última obra en 3D, Bolt, como ya pasó con Chicken little o Descubriendo a los Robinson anuncia buenas ideas argumentales pero vuelve a pecar de asepticismo y de carencia de emoción en su formalidad y expresividad de trazos, colores y texturas (algo que, indiscutiblemente, poseía en su reinado clásico en 2D).

2) Pixar recoge el relevo disneyano desde su corto Presto (proyectado antes de Wall-E) al rescatar de la memoria el corto clásico de Disney de 1937: Magician Mickey.

Wall-E habla del amor, de la amistad, de la evolución, de levantarse tras tropezar por enésima vez, del futuro y del cine del futuro sin tener miedo a echar la vista atrás. En definitiva, pone su granito de arena para el alumbramiento de la animación futura.
Migue Muñoz
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