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España España · Babilonia
Voto de Víctor:
6
Ciencia ficción La victoria del almirante Kirk sobre Khan y la creación del planeta Génesis son triunfos inútiles. Spock ha muerto y McCoy, inexplicablemente, se ha vuelto loco. Una visita de Sarek, el padre de Spock, revela algo sobrecogedor: McCoy está albergando en su cuerpo la esencia vital de Spock. Kirk trata de ayudar a sus amigos, secuestra el Enterprise y desafía la cuarentena impuesta por la Flota Estelar en Génesis. Pero los Klingon también ... [+]
23 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante la tercera aventura en cines del plantel de Star Trek y esta película, aunque una continuación necesaria y decente en la realización, baja considerablemente el nivel. No es mala, no es aburrida, tiene muchas escenas más que dignas de la memoria colectiva de los trekkies e incluso un genial villano klingon interpretado por Christopher Lloyd, que también es de lo mejor de la película. Pero baja el nivel.

Como Spock era demasiado popular, no se podía quedar muerto (el propio Nimoy convenció a los implicados en "la Ira de Khan" para matar a su personaje, y al final acabó volviendo a interpretarlo y dirigiendo la cinta, nada menos). Nimoy dirige decentemente y el carisma de los protagonistas y nuestro interés por su historia no hay quien lo quite, pero la búsqueda que emprenden al enterarse de la posibilidad de recuperar a Spock, no deja de ser un "Deus ex machina", una explicación que, a pesar de que es cierto que Star Trek siempre ha desarrollado sus argumentos por caminos metafísicos, aquí roza lo mágico y no deja de parecer algo un poco forzado después del bombazo que fue la muerte de Spock en la anterior película.

No obstante, no nos equivoquemos, prefiero que Spock vuelva aunque la explicación deje un poco desear. Spock es tan parte del Enterprise como el capitán Kirk y su muerte iba a dejar un hueco muy difícil de llenar en secuelas sucesivas. Spock es Star Trek porque representa nuestra empatía al "otro" aunque nos resulte ajeno, extraño, porque Star Trek es a eso a lo que invita: lanza un mensaje de comunicación, de diplomacia, de superar el miedo a lo desconocido y tender lazos, de adquirir una altura moral que se corresponda al potencial que tenemos como especie, que debería ser la mayor aspiración del ser humano.
Filosofía aparte, si tenemos una dirección decente, un guión pasable, unas interpretaciones que son justo lo que nos esperábamos y no más (aunque a partir de aquí, el personaje del capitán Kirk comienza a estereotiparse como un "tipo duro", cosa que por desgracia se acentúa en las secuelas dirigidas por el propio William Shatner) y muchas escenas digna de la emoción de los seguidores de la aventuras de la nave estelar Enterprise, hace que al final sea una película que muy apreciable. El apartado artístico y estético están bastante cuidados, incluyendo los efectos especiales más modernos que empiezan a consolidarse en esta época. A pesar de que pueda parecer un intermedio entre las películas II y IV con la excusa de recuperar a Spock, la cinta consigue establecer una historia propia y relativamente auto-conclusiva que le da bastante fuelle, además de combates en su justa medida, que le aportan la dosis de acción necesaria.

Con todo eso, es entretenimiento del bueno. A pesar de lo dicho anteriormente sobre lo que representa Spock para la saga, esta película no es una introspección, una mirada al alma del ser humano o a las problemáticas del futuro (en todo caso, un tema central similar podría ser la amistad, pero no más). Lo que ofrece es puro entretenimiento y una continuación de la historia que había que contar sí o sí, con la que emocionarte más por el cariño a los personajes y sus historias que por el peso humano de las mismas, aunque sin desmerecer este aspecto. Y si además eres fan de Star Trek, es obligatorio ver qué diablos ha sido de Spock y continuar con las aventuras de la tripulación del Enterprise.
Víctor
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