En buena hora fui a hacer caso a los miles de amigos que me recomendaron, con gran énfasis, semejante cúmulo de ilógicas y empalagosas golosinas. Evidentemente lo primero que puse en cuestión al finalizar la película eran las miles de amistades que corrían serio peligro de desaparecer...

Impensable como una niña anoréxica, hija de un padre olfativamente dotado, y su amigo el jedi-druida amanerado puedan mantenernos como estúpidos más de dos horas frente a una pantalla. Éste es sin duda el gran logro del señor Miyazaki este: conseguir que millones de espectadores traguen (que no digieran) esta "película" y aún en su mayoría lograr aplausos... todo esto alcanzado con un cóctail de chefs-sapos, motas de hollín y entes gelatinosos por doquier.

Lo siento, no le veo la gracia. No es que no me guste la película, es que no veo tal película. Dibujar uno tras otro disparates mayúsculos sin nexo ni concierto no es diseñar una obra maestra. Incomprensible el argumento, que aparece como si fuese escrito sobre la marcha de forma improvisada, tediante la banda sonora, tan empalagosa como la ambientación recargada tan del gusto japonés, y exasperante el lentísimo ritmo de la peliculilla, tan crispante que dan ganas de verse lo que resta en velocidad x4.

Todo el mundo la recomendará y me tachará de antisocial por criticarla, pero quien lea esta crítica y vea luego El Viaje de Chihiro no podrá decir que no estaba sobre aviso...