Desde su debut con “Adiós pequeña, adiós”, Affleck cautivó a críticos y público, luego vino ese sorpresón que fue “The Town”, un thriller en el que Affleck demostraba que podía ser un muy buen actor (yo siempre lo he considerado así) y mejor director de lo esperado, pues se tiende a que muchos directores en su segunda película bajen el nivel, pero Affleck no, es más lo subió y bastante. Y en 2012 nos regaló “Argo”. Y con “Argo”, Affleck entregó una película de lo más completa de su filmografía, pues se trataba de un arriesgado cóctel de thriller político con dosis de comedia, pero el cineasta lo borda de una manera soberbia.

No se puede negar que “Argo” es un film con una excelente factura técnica e interpretativa donde el trabajo de los actores es sensacional, pero además, Affleck destaca de manera brillante en la dirección, manteniendo al espectador en vilo a lo largo de los 112 minutos que dura la película y, especialmente, en los últimos minutos del film.

Poco se le puede achacar a “Argo”, obviamente no se puede decir que es un film “perfecto”, puede que al principio, pueda ser un poco abusivo sobre los detalles históricos de la situación de por aquel entonces en Irán, pues nada más empezar la película nos bombardean con montones de detalles sobre la situación en el país y como se ha llegado a esos extremos. Sin lugar a dudas, el único “pero” que le puedo sacar a esta brillante película.
Finalmente, destacar la fotografía de Rodrigo Prieto que es sublime, y la banda sonora de Alexandre Desplat que resulta brillante y digna de un Oscar.

En definitiva: “Argo” es una muestra excelente de la pericia como director de Ben Affleck. Era arriesgada y su director lo borda (también como actor protagonista del film). Es divertida, emocional, trepidante (y eso que no hay ni una sola explosión, ni efectos digitales, ni monstruos o robots asesinos) y adictiva. Recomendable hasta decir basta.

-Lo mejor: Ben Affleck. Los minutos finales del film. Su suspense. El trabajo actoral, la fotografía de Prieto y la “étnica” banda sonora de Alexandre Desplat.

-Lo peor: La abusiva fuente de información sobre el Irán de finales de los 70 ya que resulta sobresaturada para el espectador no conocedor del tema.

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