Es curioso cómo una película puede parecer mucho más de lo que es gracias a la fotografía y la ambientación. Estos son sin duda los puntos fuertes de una cinta cuyo argumento se agota bastante rápido y parece que no va a poder cerrarse de forma decente. Y efectivamente, el giro final es un intento desesperado por levantar un argumento que ya no tenía mucho más recorrido. Por si no daba suficiente miedo que un señor trajeado matase sin más explicación usuarios de metro, para el director es necesario buscar una motivación que sorprenderá a algunos, fascinará a otros y cabreará al resto. Personalmente, el giro final me ha resultado facilón y bastante inverosímil. Al menos la película dura poco.

En resumen: parece una leyenda urbana de las que de vez en cuanto aparecen en Cuarto Milenio, pero en versión extendida y envuelta en una buena ambientación y fotografía.