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Voto de Revista Contraste:
5
Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico Año 2257. En un planeta lejano, en la pequeña población de Prentisstown, el joven colono Todd ha crecido creyendo que una raza alienígena asesinó a todas las mujeres y contagió con el "ruido" al resto de los hombres. El ruido permite que entre ellos todos puedan escuchar lo que están pensando. Pero todo cambia cuando un día Todd se encuentra con Viola, la superviviente de una nave espacial que se ha estrellado contra el planeta. Todd se ... [+]
30 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva producción de Doug Liman basada en El cuchillo en la mano –éxito de Partick Ness y primero de la trilogía Chaos walking– propone ideas muy interesantes y con un gran potencial: representar visualmente el flujo de la conciencia, situar la historia en una sociedad de hombres sin mujeres, la irrupción de una ellas en un asentamiento que ha perdido la posibilidad de reproducirse, etc. Sin embargo, las expectativas que construye acaban diluidas en acciones inexplicables y resoluciones repentinas.

Como pasa con tantas otras novelas distópicas juveniles llevadas al cine –Divergente y El corredor del laberinto son solo dos ejemplos de una larga lista– Chaos walking tiene un universo propio bien desarrollado en la literatura que corre el riesgo de resultar incomprensible cuando se convierte en guion cinematográfico, ya que las herramientas narrativas y el espacio para mostrarlo son completamente distintas de un medio a otro. Como resultado nos encontramos ante situaciones confusas, protagonistas con los que resulta difícil identificarse y una sensación general de falta de información.

Por otra parte, resulta curioso, que con una premisa inicial como la de tener acceso a los pensamientos de los personajes no se lleguen a entender las motivaciones de los antagonistas. Su forma de actuar resulta ilógica y, en ningún momento, se ofrece una explicación comprensible que los justifique, a pesar de que su presencia no es precisamente secundaria.

A nivel estético, Liman despliega una especie de western futurista donde los paisajes desérticos y desoladores se sustituyen por frondosos bosques con lagos. Los efectos especiales cumplen su función y sirven como herramienta para ver los pensamientos, mientras que la ambientación del pueblo da el pego combinando elementos rústicos y tecnologías futuristas.

Entre la confusión, destaca el papel de Tom Holland como Todd Hewitt, representando acertadamente lo que significa, por un lado, ser un adolescente en un mundo en el que todos saben lo que piensas, y por otro, tener contacto por primera vez con una mujer. La tierna inocencia de Todd se compenetra bien con la experiencia y conocimiento de Viola (Daisy Ridley), con quien construye una relación casi fraternal.

Dejando a un lado los problemas de guion –que no son pocos–, la película cumple su propósito de trasladarnos momentáneamente a otro cosmos y sacarnos más de una sonrisa gracias a las conversaciones entre Todd y Viola. Así, Chaos walking se presenta como una buena opción para desconectar y olvidarse de esta realidad durante un rato.
Revista Contraste
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