El problema de un héroe como Superman es que no podemos sentirnos identificados con un tío que no tiene rival en la Tierra. Si os fijáis, a la hora de la verdad Superman tiene sus verdaderos enemigos siempre e los extraterrestres. Todo lo demás es mero entrenamiento.
Salvando este obstáculo: la historia, floja. Los actores poco creíbles (los buenos demasiado famosos, los malos demasiado villanescos). El dilema que plantea Snyder no es tal, pues como digo es difícil identificarse con los problemas de un extraterrestre. Las cámaras se mueven de forma mareante. La estética y el vestuario son apestoso, peor que los de una mala película ochentera. La primera media hora Superman descubre quién es, aprende a volar y conoce a su chica. Desde el minuto 30 comienza la mascletá. No hay una sola escena no catastrófica. Pero se trata de catástrofes ruidosas y poco creíbles. Y es que a pesar de Hans Zimmer, la película resulta pedorresca y grandilocuente. Un super cagada.
En fin, cuando una película de acción seria consigue que quiera reírme y comentar más con el de al lado cada nueva payasada que se le ha ocurrido al guionista o director, que ver la propia peli, entonces sé que estoy ante una mamarrachada digna de carcajada.