La película en su época fue una obra maestra. En la actualidad, tras revisionar este western las sensaciones son muy diferentes porque aunque la historia que cuenta sigue atrapando al espectador gracias al deseo de saber de la venganza, los culpables, los desamores, y etc, el tiempo ha pasado y la frialdad de entonces no cuadra con estos tiempos más "civilizados" . Es decir, los cuatro hermanos Erp, baqueros que transportan ganado hasta California llegan a una ciudad donde los malos matan al hermano menor. Hasta aquí bien, pero esa frialdad tras los hechos espanta. Digamos que Henry Fonda, el hermano mayor en el papel del famoso Wyatt Earp, luce una tranquilidad escenográfica que no acompaña al duelo ni al recogimiento de las pasiones mundanas, sigue su vida adelante, ahora como sherif y es capaz de tontear con Cathy Downs. ¿Dónde está esa sensación de rabia que por norma debería fluir en cada gesto de los hermanos Erp? ¿Eran tan duros los hombres del Oeste americano? Curiosamente quien monta un pollo en una taberna es Indio aborigen, otra falacia más en la historia manipuladora de la expansión natural hacia el oeste. Los Indios crean los problemas y por ello fueron aniquilados casi hasta la extinción. Todo ello es perdonable en los muchos Westerns por razones obvias de la mentalidad troglodita de esa época. Pero hoy, el mundo ha evolucionado bastante, no ha vuelto a conocer la noticia de una bomba atómica matando a millares de personas. Es evidente que esta película es una buena película que nos cuenta una historia de venganzas y ajustes de cuentas entre hombres rudos, pero el tiempo ha descubierto esa ausencia de sensibilidad natural, ese punto acorde entre la pantalla y un mundo más real para hacerla creíble.