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Argentina Argentina · santa fe
Voto de rouse cairos:
5
Fantástico. Romance. Thriller Edward Cullen (Robert Pattinson) decide abandonar a Bella Swan (Kristen Stewart) para mantenerla alejada de los peligros del mundo vampírico. Con la ayuda de Jacob Black (Taylor Lautner), su amigo de la infancia y miembro de la misteriosa tribu quileute, Bella intentará superar el abandono de Edward, que la ha dejado sumida en el mayor de los desconsuelos. Pero los peligros siguen acechando a la joven; nuevas y asombrosas criaturas ... [+]
23 de noviembre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvando la honorable distancia que va de las páginas de Shakespeare a la banalización folletinesca, es cierto que hay similitudes en la historia de amores contrariados de los protagonistas de la saga iniciada en “Crepúsculo”, basada en la pluma de la escritora estadounidense Stephenie Meyer. Como en el drama universal de Romeo y Julieta, los protagonistas Bella Swan y Edward Cullen, no suman juntos cuarenta años y pertenecen a mundos diferentes: ella es humana y él un vampiro especial, piadoso y bello. Es un amor condenado a los equívocos y las oposiciones.
Esta continuación de la saga muestra un momento oscuro en la vida de la heroína Bella Swan, que pasa por una honda depresión tras la partida de su novio quien, para evitar ponerla en peligro (la sangre humana sigue siendo una permanente tentación aún entre vampiros descafeinados) prefiere alejarse, aunque sin dejar de amarla. Así Edward abandona el pueblo de Forks, mientras Bella busca consuelo en Jacob Black, un encantador amigo de la infancia, con quien compartirá algunas actividades riesgosas (otro tópico adolescente).
Entre ciertas trasgresiones suicidas y algunas recurrentes pesadillas, la joven siente una progresiva atracción por Jake, aunque el recuerdo de Edward persiste en visiones que tiene cuando está en peligro. Pero el amigo de la infancia tampoco es totalmente humano y está vinculado a los licántropos, hombres-lobo enemigos ancestrales de los vampiros, con lo que nuevamente aparece la necesidad de optar entre mundos irreconciliables.
Entre apelaciones permanentes a Romeo y Julieta se araña el tema de los amores condenados con el esperable despliegue de efectos visuales, imágenes en cámara lenta y miradas tan seductoras como las de un sofisticado anuncio comercial. La banda sonora aporta decenas de canciones que intentan tapar los baches narrativos. La historia se apoya en un aparato visual que busca la belleza en juegos simplistas de iluminación y de movimientos de cámara, para resaltar un continuo desfile de abdominales marcados, mostrados con buscada ralentización. Lo más asombroso es constatar la empatía del filme con sus espectadores, mayoritariamente adolescentes. Se percibe en la platea una revolución de hormonas avivadas con el gran protagonismo de la música a medida. Eso sí, no busquen arte duradero sino belleza y emociones un tanto superficiales, desde los esculturales torsos de los muchachitos a los paisajes agrestes de los gigantescos bosques del norte estadounidense, con la atmósfera de sus mitos folclóricos vinculados a la naturaleza agreste.
rouse cairos
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