Eduardo manostijeras, es sin duda la mejor y más completa obra del genial director Tim Burton. Burton nacido en California, el 25 de Agosto de 1958, ya había llevado a cabo hasta el momento del rodaje de Eduardo manostijeras, un pequeño puñado de cortos y alguna que otra película poco conocida. Siendo este, el film que le catapultara a la fama definitiva. Eduardo manostijeras, ideada a partir de un dibujo de Burton durante su adolescencia, lograría un gran éxito tras su estreno, haciendo mella en la taquilla de 1990.

La historia, narrada por una anciana el día de navidad, traslada al espectador a una idílica ciudad norteamericana de finales de los setenta. Allí en un gran castillo reside Eduardo, una criatura creada por un inventor que fallece justamente el día que se dispone a finalizar su creación, dejando a Eduardo con unas extrañas manos finalizadas en afiladas tijeras. No será hasta tiempo después, cuando el pobre Eduardo abandone su soledad, yendo a vivir con la familia de Pegg, una amable vendedora que decide acogerle en su casa. Este singular relato desprende un aroma de ternura y amor, que retrata de forma perfecta una sociedad que todavía sigue sumergida en el aislamiento reiterado hacia el mudo exterior. El marco de urbanizaciones felices, con familias de la América estándar, contribuye a lograr un clima de seguridad y paz, que se vera fragmentado con la llegada de Eduardo, un ser diferente e incomprendido que sufrirá la injusta persecución de la cerrada comunidad.

Artísticamente, sorprendente; Burton trabaja intercalando constantes flashbacks y realizando un claro homenaje al Frankenstein de Whale. Movimientos de cámara emotivos y llenos de lirismo, junto con una gran fotografía de Stefan Czapsky, redondean este magistral apartado. Dentro de cada papel de la película, encontramos un gran reparto; el trabajo de Johnny Depp como protagonista, recuerda en gran medida al de Karloff en el Frankenstein original, no solo por el portentoso esfuerzo físico (Depp tuvo que perder más de 11kg para interpretar a Eduardo), si no también por el amplio repertorio de interpretación que otorga. Wynona Rider y el resto de los intérpretes, realizan al igual que Johnny una esplendida actuación. La música original de Danny Elfman, fantástica, destacando especialmente, la partitura de los créditos iniciales y la composición de “Ice Dance”.

En conjunto, esta película, es un magnífico ejemplo de los valiosos y conseguidos cuentos-relatos que Burton viene llevando a cabo en los últimos tiempos.