Haz click aquí para copiar la URL
Rusia Rusia · Provincia de...
Voto de Demetrio Rudin:
9
Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
27 de noviembre de 2005
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final de la Primera Guerra Mundial un soldado del ejército de Tomalia (Charles Chaplin), al salvar la vida del oficial Schultz en su avión, sufre un accidente y pierde la memoria, permaneciendo en un hospital por 20 años. Cuando, todavía amnésico, escapa del hospital, regresa a su ciudad, donde abre de nuevo su antigua barbería ubicada en el Ghetto. Los tiempos han cambiado. El país es gobernado por el dictador Adenoid Hynkel (Charles Chaplin), y existe una brutal discriminación contra los judíos. Una de las jóvenes del Gheto, la bella Hannah, defiende al barbero cuando es acosado por miembros de las fuerzas de seguridad de Hynkel. Ambos se enamoran y deben sufrir los atropellos de la dictadura, aunque tienen el respiro de tener la protección de Schultz, que reconoció al barbero, y de un corto periodo de paz con los judíos mientras Hynkel trata de conseguir financiamiento de un banquero judío para sus ambiciones de dominación global.
Esta historia rodada a principios de 1940, cuando el nazismo empezaba a causar sus primeros estragos en Europa, causo una gran controversia en Estados Unidos por abordar un tema tan delicado, como era el trato nazi al pueblo judío. Un exquisito tratamiento de esta persecución, tan horrible y despreciable, consigue enternecer y arrancar una sonrisa al espectador. Chaplin esboza una caricatura burlesca de Hitler, plasmando a la perfección la ridiculez y la sin razón de este patético personaje.
La comedia clásica no define las pautas de esta película, que se tinta con una más que evidente reseña dramática, dejando para la posteridad, una reflexión de lo que el ser humano puede llegar a ser. A si mismo, el lirismo contenido durante ciertos momentos, caso del loable discurso final, aporta una visión alentadora para intentar de este un mundo mejor:
-El camino de la vida puede se libre y bello; pero hemos perdido el camino… Hannah, ¿puedes oírme? ¡Dondequiera qué estés, alza los ojos! ¡Mira Hannah, las nubes están desapareciendo!...
Los claros y deslumbrantes paisajes abiertos que se muestran al final de la película, demuestran el gran poderío visual que llega a alcanzar el film. Aunque la técnica nunca inspiró en exceso a Chaplin para la realización de sus obras, hay que decir que este título en particular resulta excelente en este sentido, un flexivo uso de la cámara y unos encuadres dirigidos a la comicidad por encima de lo estético contribuyen a marcar un punto de asimilación con anteriores producciones mudas de fantástica manufactura.
Las interpretaciones de los secundarios y del propio Chaplin en particular, nos regalan secuencias de auténtico recuerdo. Resulta inolvidable la escena del baile de Hynkel con el globo del mundo.
La dirección musical de corte clásico, a cargo de Meredith Wilson incluye composiciones de Charles Chaplin, Richard Wagner y Johannes Brahms, un verdadero gusto para el oído.
Un espectáculo inmortal que guardará un recuerdo especial entre todos los cinéfilos de ayer y hoy.
Demetrio Rudin
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow