Gran western de John Ford, de una extensa duración (más de dos horas) que da para muchas cosas, la historia nos sitúa en la guerra civil americana, donde un batallón de la unión comandado por el coronel que interpreta Wayne debe hacer una misión muy importante a la par que peligrosa, en su camino se cruzará con el "matasanos" de su unidad (un magnífico William Holden), y una joven sureña a la que tomarán rehén, pero siempre de forma "muy educada".
Hay trasfondo en los personajes principales y están muy bien construidos, el de Wayne es el típico valiente cascarrabias con un duro pasado, el de Holden es el que intenta no hacer una distinción entre "buenos y malos", en el recae sobre todo, el mensaje anti-bélico, y la mujer pues tampoco es que aporte nada en especial, mas allá de ser la chica de turno, y enseñarnos que los sureños también sienten y padecen.
Está muy bien dirigida, con escenas fantásticas (como la del bar con Wayne bebiendo), es de corte absolutamente clásico pese a endulzar y poner más compleja la situación de cada bando, ni nadie es tan bueno, ni tan malo, lo que es de agradecer.
No tiene esa polvorienta y siempre atractiva estética de un S.W, y la música (bastante buena) es totalmente clásica (nunca me gustó mucho este apartado), posee el toque hunorístico característico del director, sobre todo con los secundarios (que aquí los descuida más que en otras obras suyas), y en general es una película muy entretenida.
Imprescindible para los fans de Ford y el western.