Menuda castaña de película, aburrida hasta decir basta y apagar el DVD. Gregory Peck no sale en esta película, tan solo es un espejismo y sinceramente mejor no verlo, actuaciones pésimas. La voz del silencio es una blandísima y pastelosa crítica contra las armas nucleares, un chaval al que no conoce ni dios que vive en un pueblo que tampoco conoce nadie se le mete en la cabeza no jugar un partido de béisbol y a partir de ahí se le une a la causa gente muy importante del mundo deportivo decidiendo no continuar con sus carreras deportivas. Una película infumable y soporífera.