El tiempo le ha pasado factura a esta cinta de supuesta ciencia ficción que, si bien en su día marcó un hito de vanguardia, vista hoy no pasa de ser una cosa extraña y trasnochada. La Fuga de Logan no ha envejecido bien y sus autores lo saben: ha quedado como un artefacto setentero con una estética que se acerca peligrosamente al kitsch. No se le puede pedir a un director de cine que nos lea el futuro, pero si sus apuestas son tan arriesgadas lo más probable es que saque los pies del tiesto como en esta ocasión. Fuga de Logan es un refrito de pelis como Flash Gordon, He-Man, La Guerra de las Galaxias o Excálibur, sin que en ningún momento sintamos que lo que vemos sea un producto original. La prueba está en que es una cinta que no ha creado escuela y se ha quedado aislada en el tiempo: nadie ha tomado el testigo. Durante mucho tiempo se habló de un re-make pero todo quedó en agua de borrajas ... ¡era un proyecto maldito!

Las utopías casi nunca aciertan porque no tienen en cuenta la cruda realidad, y en el caso de esta película nos vemos atrapados en una sopa viscosa especialmente hortera. El guión es soso hasta decir basta y los personajes son estereotipos planos y sin personalidad. Si bien la premisa inicial es buena, el jugoso argumento se pierde entre diálogos planos, futurismo trasnochado y escenarios acartonados. En algunas cosas es como si fuera la hermana mayor de Gatacca pero sin ninguna de sus virtudes. Los efectos son completamente artesanales pero están pasados de moda, vistos hoy día resaltan por su aparatosidad y su escaso gusto: son marcadamente horteras. Puede que a los nostálgicos de la ciencia ficción les haga gracia, pero al resto de los mortales tanta aparatosidad nos causa un sopor inenarrable.

Tuvo gracia en su momento, pero la poca gracia que tuvo se ha ido diluyendo con el pasar de los años ... a pesar de esto, merece sin duda el aprobado.