La ví la primera vez con unos 11 años. El resultado fue descojone total. Jim Carrey se convirtió en mi actor favorito de manera inmediata. Pasada mi niñez me dispongo a ver El show de Truman teniendo ya un criterio más formado. El resultado fue una obsesión terrible por la película y un recuerdo de que hace unos años no estaba tan equivocado en cuanto a Carrey. Guardando un buen recuerdo de mi niñez me enfrento a ver esta película aún sabiendo que puedo destrozar ese bonito recuerdo, como el de Oliver y Benji y demás pijadas varías que se ven de pequeño. El resultado es que me sigue gustando, no lo puedo evitar me río con las payasadas de Carrey y con los chistes fáciles y absurdos. Quizás sea que viendo El show de truman le juré fidelidad absoluta inconscientemente a Carrey o mi cerebro ha fabricado mecanismos de autodefensa para preservar los recuerdos de niño, pero lo cierto es que Carrey me hace reir hasta la saciedad.