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Voto de Bercimuelles II:
9
Drama Novocherkask, Unión Soviética, 1962. Lyudmila es miembro del partido comunista local. Ella defiende los ideales del régimen comunista y desprecia todo tipo de disidencia. Durante una huelga laboral en una fábrica de motores, ve cómo el ejército mandado por el Gobierno dispara a los protestantes y comete una masacre. Ese suceso cambiará su visión de las cosas. Con la ciudad destruida y agitada por las revueltas, hay mucha gente herida y ... [+]
13 de diciembre de 2021
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Queridos Camaradas” es una peli entretenida, humana, oportuna y en ningún caso maniquea. Todos los personajes, desde los más importantes y principales a los más ocasionales o secundarios, están construidos con auténtico conocimiento del ser humano, criatura caída siempre en trance de poder redimirse. A pesar de la profundidad y el rigor con el que son descritos los acontecimientos de la masacre de Novocherkask, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas del año 1962, ostentando el poder Nikita Jrushchov, la película resulta fresca, jocosa incluso, nada empalagosa o ñoña, incapaz de recrearse en el sentimentalismo o el revisionismo revanchista maniqueo y llorón de otras películas que abordan contenidos históricos semejantes o muy parecidos a los descritos por Konchalovsky.

No puedo dejar de señalar la intolerable sensación de opresión y abatimiento moral que se muestra a lo largo de toda la cinta. El miedo, la delación, la mentira, el abuso, la corrupción, la ira, la hipocresía, la miseria, el adoctrinamiento o la simple incompetencia campan por sus respetos en una sociedad comunista tan real como pudo serlo aquella que tardaría aún 30 años en caer. Sin embargo, a pesar de los horrores cotidianos o aquellos otros que fueron convenientemente olvidados, la gente, el pueblo, aquellas personas tuvieron que vivir día a día, encontrando los recursos necesarios para una sobrevivencia que, desde nuestra festiva comodidad postmoderna, se nos puede antojar exagerada, casi delirante.

Me ha parecido de lo más elegante la utilización del blanco y negro, que cobra todo el sentido en algunas escenas que hubieran cargado demasiado las tintas, por así decir, de lo sentimental. Konchalovsky es aquí un caballero que contempla distanciado, verdaderamente ausente, las evoluciones de esos personajes que resultan realmente entrañables con cada nueva vuelta de tuerca que dan al engranaje de la gran maquinaria comunista. Algunos de ellos, simplemente, no lo soportan más y, tal vez sólo por un breve instante, quién sabe, son capaces de aportar su pequeñísimo granito de arena que logra ayudar acaso a una madre, a un vecino o a un desconocido. No hay buenos ni malos. Simplemente hay hombres y mujeres bajo la bota del paraíso comunista, la cárcel infinita, como la han llamado quienes bien la conocieron.

Recomiendo profundamente lo oportuno y necesario que es ver esta excelente historia, maravillosamente contada, del gran pueblo ruso, tan parecido al nuestro, tan sufriente y vitalista. Háganlo, si pueden, con sus hijos. Es toda una lección narrativa de cómo una ideología perniciosa y maligna puede suceder en cualquier momento y en cualquier parte a poquito que nos lo propongamos. Un peli de gran valor y autenticidad que no deben perderse.
Bercimuelles II
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