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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de urbana:
8
Drama Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable retrato de una realidad que hiere y que duele. No hay palabras para la tristeza que se siente ponerse en la piel y en los zapatos de Rocío y su hijito, los personajes protagonistas, a quienes acompañas a lo largo del transcurrir de la cinta. Han pasado algunos días y la historia todavía me resuena.

Pienso que el gran mérito de este director es haber sabido construir esta historia con delicadeza y sencillez, y con la capacidad de permitir que el espectador se adentre en la intimidad de unos personajes que se vuelven queribles de buena ley. Me resulta inevitable empatizar con ellos. Nada es forzado ni artificioso en ellos ni en la puesta en escena, por lo que asistes a esta historia como si las personas fueran reales y no de ficción. Sus historias íntimas e individuales se vuelven universales gracias a esta película.

Claro que este objetivo no hubiese sido posible de no ser en gran parte por el inmenso trabajo de Natalia de Molina, que está extraordinaria, dando vida a esta madre joven que, con gran dignidad, le pone el cuerpo al insomnio, al hambre, al agotamiento, a medida que asiste al deterioro de su situación. Particularmente también me ha gustado mucho la actuación del niño y el vínculo que se da entre ambos, un vínculo de amor y sostenimiento mutuo en la adversidad que verdaderamente emociona. Es como un pequeño milagro logrado por el cine.

Puertas para afuera hay una sociedad insolidaria que no contiene. El Estado que supuestamente debería estar presente con ayudas financiadas con el dinero de los contribuyentes, está ausente, o su ayuda llega insuficiente y con un retraso exasperante. Los empleados estatales no son servidores públicos sino meros burócratas que ocupan puestos que suponen también una carga para el contribuyente, pero que no llegan de manera sensible y efectiva a quienes debieran servir. Dolorosa e inmoral brecha.

Particularmente recomiendo su visionado. Es sin dudas una historia pequeña y sencilla, pero su capacidad para movilizar e interpelar con honestidad (al menos es lo que a mí me ha pasado) la define para mí como una muy buena y valiosa película. Es que, de verdad, me ha llegado al corazón.
urbana
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