Aunque en algunas cosas la película ha sufrido el lógico deterioro del paso del tiempo, "El mago de Oz" sigue siendo hoy un espectáculo deslumbrante, disfrutable a día de hoy para el público de cualquier edad. La banda sonora y las canciones han pasado a la Historia, pero lo que de verdad me atrapa es la fiesta de colores que me deja hipnotizado ante la pantalla. Visualmente, la película es una gozada, y en su momento tuvo que ser toda una revolución. Un clásico imperecedero, de sorprendente modernidad a pesar del candor de Judy Garland. Aunque pudiera parecer chocante, no es extraño que este film tenga el mismo director que "Lo que el viento se llevó", la gran apuesta cinematográfica de la época. Todo un clásico.