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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Drama Principios del siglo XX. En un palacio de Bengala, un terrateniente, al oír la música de la fiesta que celebra su arrogante vecino con motivo de la iniciación de su hijo, recuerda el gran recital que organizó con motivo de la de su propio hijo, así como los importantes acontecimientos que sucedieron después en su vida. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película exótica que, vista hoy, parece alejada por estructura y contenido del cine que se hacía en Estados Unidos y Europa en los años 50, y al que estamos más acostumbrados. El relato se nos presenta quebrado, con un larguísimo flashback que sirve de planteamiento y de nudo, y que nos prepara para un desenlace contundente. En cuanto a la temática, los paralelismos con “El gatopardo” se antojan evidentes, aunque merece la pena recordar que este film es casi coetáneo a la novela de Lampedusa y anterior a la versión de Visconti. Ray muestra la decadencia de la aristocracia hindú con condescendencia. La película contiene un discutible mensaje de defensa de los valores tradicionales, y muy crítico contra la burguesía emergente y la mecanización. Pero, sobre todo, hay que destacar la minuciosa manera de rodar de Ray: planos largos, elementos simbólicos, largos silencios… La puesta en escena es elegante y sutil, y gracias a ello el director consigue crear un clima de nostalgia y melancolía. La tragedia personal del protagonista se integra en el proceso de caída en picado en la escala social. El esplendor del gran salón contrasta con los paisajes desérticos que se ofrecen en los planos de exterior.

Y en este escenario juega un papel decisivo la música, símbolo de la felicidad pasada y refugio ante la adversidad. Las secuencias musicales tienen un magnetismo hipnótico que me ha dejado pegado a la pantalla. Cuando el protagonista cae en desgracia, todo su palacio entra en un proceso de deterioro irremediable. Los patios y las terrazas se llenan de maleza. Sin embargo, el gran salón se mantiene cerrado, guardando celosamente su magia, a la espera de abrirse de nuevo y mostrar su encanto como una caja de música.
rober
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