Un documental hecho a ritmo de pop, alternando imágenes de la época con testimonios directos, sobre el periodo de formación y auge de uno de los grupos musicales más importantes de la Historia. Las casi dos horas de metraje se pasan como un suspiro, de forma tan trepidante como los hechos que narra. Puedes odiar la música de los Beatles, y sin embargo quedarás enganchado a esta historia que en el fondo es un retrato de la sociedad de los años 60 (o sea, de anteayer). Ron Howard habla de los Beatles como un gran acontecimiento mundial, y el relato podría estar falseado por la devoción o el odio que el director y cualquier espectador pueda sentir por esta banda mítica. Pero, más allá de hecho, eso es sólo la excusa que el director utiliza para construir un relato de amistad y poner el espejo sobre una masa siempre deseosa de tener sus propios ídolos, para poder después destruirlos. El cineasta muestra una visión muy amable de los miembros de la banda, y hace un retrato muy crítico sobre los medios de comunicación y la sociedad de la época. Una gran historia, tan conmovedora como patética, en el fondo.