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Voto de reporter:
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Terror. Thriller
Kristen McKay (Liv Tyler) y James Hoyt (Scott Speedman) habían decidido pasar una noche especial en la aislada segunda residencia de la familia Hoyt. Al regresar a casa después de asistir a la boda de una amiga, el mundo de la pareja se derrumba cuando alguien llama a la puerta a las 4 de la mañana y pregunta: "¿Está Tamara?"
18 de septiembre de 2008
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una lástima lo de ‘Los extraños’. Al debut de Bryan Bertino en la gran pantalla le pasa lo mismo que a otros muchos títulos del género estrenados a lo largo de los últimos años: al principio apunta muy buenas maneras, pero de mitad al final el conjunto se desinfla a un ritmo alarmante. Se ha escrito tanto sobre este tema que a uno cada vez le cuesta más comentar la misma jugada. Lo que pasa grosso modo es que las cintas presuntamente de terror, más que dar miedo, se conforman con asustar. Y aunque parezca mentira, hay un abismo que separa estos dos polos. Si algo aprendimos en los noventa es que hacer saltar al respetable de su butaca puede ser algo tremendamente fácil: basta con alzar el volumen y… voilà!
En cambio en lo que se refiere a dar miedo, pocos filmes recientes pueden presumir de ello. Por esta razón me lamentaba al salir de la sala de cine. Porque lo que hace Bertino durante los primeros compases de su ópera prima es engañarnos prometiéndonos terror del bueno. A pesar de una torpe presentación de los protagonistas, al principio ‘Los extraños’ transmite muy buenas sensaciones al explotar una idea que en su momento supo tratar muy bien Guillem Morales en su más que recomendable ‘El habitante incierto’. Esta no es otra que el temor a lo desconocido derivado de la intrusión en la propiedad, que irremediablemente perturba nuestra sagrada intimidad.
Imagínense que están solos en casa. Entran en el estudio, cogen el cargador, lo conectan a la corriente eléctrica y dejan el teléfono móvil allí recuperando batería. Acto seguido van al baño, y al volver al estudio el aparatito ha desaparecido. Han visto al asesino sanguinario? Yo tampoco, ni falta que hace. En determinadas circunstancias, el hecho de que perdamos de vista un simple objeto puede desencadenar una cascada de temores capaces de paralizar nuestro cuerpo. Esta es la línea que sigue ‘Los extraños’. Buen terror psicológico que culmina en una breve pero magistral escena: un plano semi-estático que nos muestra a la amedrentada Tyler a la expectativa, temiéndose lo peor. Mientras, a sus espaldas, en el fondo de la habitación, de entre las sombras aparece la fantasmagórica figura del intruso, observándola. El extraño no hace nada concluyente, simplemente analiza la situación y desaparece. Una genial muestra de cómo meter el miedo en el cuerpo -porque al menos a un servidor, durante estos segundos, se le cortó la respiración- sin tener que recurrir al insulso truco de la subida de volumen.
En cambio en lo que se refiere a dar miedo, pocos filmes recientes pueden presumir de ello. Por esta razón me lamentaba al salir de la sala de cine. Porque lo que hace Bertino durante los primeros compases de su ópera prima es engañarnos prometiéndonos terror del bueno. A pesar de una torpe presentación de los protagonistas, al principio ‘Los extraños’ transmite muy buenas sensaciones al explotar una idea que en su momento supo tratar muy bien Guillem Morales en su más que recomendable ‘El habitante incierto’. Esta no es otra que el temor a lo desconocido derivado de la intrusión en la propiedad, que irremediablemente perturba nuestra sagrada intimidad.
Imagínense que están solos en casa. Entran en el estudio, cogen el cargador, lo conectan a la corriente eléctrica y dejan el teléfono móvil allí recuperando batería. Acto seguido van al baño, y al volver al estudio el aparatito ha desaparecido. Han visto al asesino sanguinario? Yo tampoco, ni falta que hace. En determinadas circunstancias, el hecho de que perdamos de vista un simple objeto puede desencadenar una cascada de temores capaces de paralizar nuestro cuerpo. Esta es la línea que sigue ‘Los extraños’. Buen terror psicológico que culmina en una breve pero magistral escena: un plano semi-estático que nos muestra a la amedrentada Tyler a la expectativa, temiéndose lo peor. Mientras, a sus espaldas, en el fondo de la habitación, de entre las sombras aparece la fantasmagórica figura del intruso, observándola. El extraño no hace nada concluyente, simplemente analiza la situación y desaparece. Una genial muestra de cómo meter el miedo en el cuerpo -porque al menos a un servidor, durante estos segundos, se le cortó la respiración- sin tener que recurrir al insulso truco de la subida de volumen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A partir de este momento poco más se puede rescatar de esta a la postre fallida cinta. Puertas y ventanas rotas, baños de sangre, persecuciones estúpidas y repetitivas y como no, los todopoderosos villanos, con su inestimable don de la ubicuidad. Algo visto en tantas ocasiones que sería absurdo malgastar tiempo analizándolo. Pero por si había alguna duda al respecto… sí, el anteriormente comentado “susto” es el eje central del metraje restante. Especialmente revelador es el último de todos: previsible, vulgar y completamente innecesario. Una tardía declaración de intenciones, ya que al final es cuando se acaba confirmando que lo que busca Bertino no es el miedo, sino el simple sobresalto.