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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
Drama Biopic del mítico empresario y programador informático Steve Jobs (1955-2011), centrado en la época en la que lanzó los tres productos icónicos de Apple.
1 de enero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A poco menos de media hora para el momento más importante de tu vida, parece que nada esté en su sitio; que nadie sepa exactamente cuál es su maldito cometido. Estás de los nervios, y te debates (porque no te queda otra) entre el asesinato en masa y el más escandaloso de los suicidios. Los dioses ancestrales (tú, entre ellos) están sedientos de sangre, y las circunstancias, dramáticas donde las hayan, exigen sacrificios. Esto es un desastre. El barco se hunde y ponerse ahora a achicar agua se antoja como una decisión, en el mejor de los casos, estúpida. ''¿Pa' qué?'' Pues eso. Y pierdes los papeles, en el sentido figurado y en el literal. Todo en uno... Y te ves a ti mismo de cuatro patas, buscando esos malditos apuntes que no aparecen, perdiendo en el proceso la poca dignidad que habías conseguido conservar. Y es justo en este momento cuando recuerdas cuánto te va la marcha; cuánto necesitas el stress; cuánto te gusta mandar a tomar por culo a todo el mundo... para que salga lo mejor de ti. ¿Será que se te da bien lo de trabajar bajo presión? Será, sí. ¿Será que eres una terrible persona? También, también. Y será también que el reloj indica que acaba de pasar un cuarto de hora valiosísimo. Joder si lo ha sido. Y rápido, y duro, y tempestuoso, e intenso...

De modo que te queda otro... tiempo de sobra para pensar, por ejemplo, en aquella profecía lanzada por Arthur C. Clarke, allá por la década de los 70. Algún día, esto que llamamos ordenadores serán una herramienta imprescindible de nuestro día a día. A la frase no le pones comillas porque ya no te acuerdas muy bien de cómo iba exactamente... y porque qué coño, estás a un pelo de apropiártela. Porque tú crees en lo mismo, porque tú eres uno de los mayores arquitectos de esa utopía... porque tú lo vales. Así de fácil. Y parpadeas, y después de haberle destrozado la vida a cuatro personas más, descubres que han pasado otros diez minutos. Qué drama... Entonces, ¿qué vas a hacer? Pues lo mismo que has estado haciendo desde que empezó la cuenta atrás: reclinarte para comprobar que quien tiene que escuchar sigue haciéndolo, seguir buscando, acto seguido, la posición más cómoda que pueda ofrecerte el diván... y por supuesto, hablar. Hablar por los codos, pero siempre con todo el sentido del mundo. Con tu mejor amigo, con tu némesis, con tu hija, con aquella otra... con ella. Con quien sea que esté realmente interesado en descubrir al ser humano que decidiste esconder detrás del producto.

Porque sólo hablando se consigue excavar hasta llegar a la verdad, o al menos hasta lo que más importa. Ni falta hace decirlo, pero quien manda aquí es el de la máquina de escribir. Aaron Sorkin, ese monstruo del diálogo quien réplica tras réplica sigue incidiendo, como solamente él sabe, en el alma de esos personajes, más o menos notorios, bajo cuya batuta se ha ido configurando el mundo en el que nos ha tocado vivir. En esta ocasión, quien se sienta al otro lado del confesionario es ni más ni menos que Steve Jobs, esa rock star geek convertida en divinidad de los amos del universo (un respeto para el departamento de marketing, por favor)... y de quienes, de forma muy ridícula, aspiran al mismo status. Y por si el egómoetro no estaba ya por las nubes, se pone detrás de las cámaras un tal Danny Boyle, esa eterna (y fascinante) víctima de su propio pasado y, ya puestos, de él mismo. Imprevisible en la temática (no tanto en el estilo, y aquí está el qué), uno no sabe si enfrentarse a un nuevo proyecto suyo si con las expectativas que merece un probable nuevo triunfo, o por el contrario, con el temor de otra decepción más que anunciada.

Porque por mucho que mande Sorkin (y desde luego, lo hace) y por mucho que Jobs pese (y sí, desde luego), la responsabilidad final no es de los músicos, sino del director de orquesta. Si éste último no está por lo que debe estar, la armonía buscada se desvirtúa hasta matar la posibilidad de la música. Esas voces que tanto hablan corren el riesgo de quedarse en poco más que ruido, borrándose, de paso, la imagen general tan ansiada. No lo olviden, al igual que con 'La guerra de Charlie Wilson', 'Moneyball' o 'La red social', esto no es una película sobre un hombre, sino sobre el universo que habitan y que, de paso, intentan modelar a su imagen y semejanza. Olvidémonos pues de 'jOBS', aquella oda bobalicona al self-made-man de Joshua Michael Stern y Ashton Kutcher y recordemos, que nunca está de más, que el biopic es un género mucho más flexible de lo que la mediocridad generalizada nos ha querido hacer creer. El 'Steve Jobs' de Boyle/Sorkin, de hecho, podría hasta no ser un film biográfico, pues coge a la persona y la desnuda hasta convertirla en personaje, de una manera tan descarada que nos hace dudar de que lo que estamos viendo haya tenido alguna vez cualquier parecido con la realidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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