Desde el final de "Bioshock Infinite" no me sentía más confuso. Dándole muchas vueltas a la cabeza he intentando reconstruir en ella algo lógico, algo por lo que pueda decir "esta película es una jodida maravilla". Creí con Memento que pocos directores podrían haber más enrevesados que Christopher Nolan, pero éste queda completamente humillado en el aspecto desorientador frente a un Lynch que me ha regalado dos horas y pico de asombroso espectáculo cinematográfico.

Obviando que soy sabedor por fin de la finalidad concreta de la película, apoyándome para ello en otras críticas que corroboraron mis sospechas y me confesaron otras que desconocía, Mulholland Drive descubre un lenguaje cinematográfico como nunca antes había visto. Hasta los últimos 23 minutos de su visualización todo era continuo despiste, una reiteración de imágenes confusas y que poco o nada tienen en común. Sólo existen unos cuantos enlaces entre los sucesos narrados, un par de frases u objetos que se repiten. Verla con los cinco sentidos puestos en ella es indispensable para acabar al menos con una ligera idea de qué pudo haber pasado, de qué punto de partida es el correcto para asimilarla y ovacionarla.

Cuesta decir algo malo de esta película, cuesta mucho. No hay ninguna explicación ni nada que Lynch nos diga expresamente. Reflexionar y meditar acerca de su significado mientras se descubre el rompecabezas del director ha sido un gozo que cuesta expresar con claridad. No es un producto que pueda venderse a todo tipo de público, que muchos aborrecerán por su aparente incoherencia, pero no dudo en afirmar que está entre las 5 mejores películas que he visto en toda mi vida. Por guión, por montaje y por puesta en escena, "Mulholland Drive" es indispensable.