Quiero hacer una reflexión, en realidad es algo que escribo para mí... Cuando Catherine en las últimas escenas se desentiende de Morris, dejando de creer en sus palabras; está renunciando al la felicidad.

Al cabo de los años he entendido que en ocasiones, el acceder a alguien fuera de nuestro alcance, supone pagar un peaje. Las realidades en el siglo XIX eran muy diferentes a los tiempos actuales.

Catherine no poseía hermosura, y se había convertido en una solterona con dinero, por la herencia de su padre. Morris era un atractivo vividor que había posado sus ojos interesados en ella. Él haría realidad un sueño, forjándose un porvenir cuando se casase. Ella aceptando su realidad y la de Morris hubiera podido acceder a un hombre mas joven, hermoso y seductor. Pero el orgullo la condenó a ser una solterona cuyo futuro inmediato sería continuar bordando preciosos cuadros.

Los setenta y dos años transcurridos desde su rodaje, han modificado mucho las expectativas. O eso creo... En realidad no lo sé.