Lo que más puede destacar de esta película tan sangrienta es que la protagonista sea una niña de 13 años que no duda en hacer lo que sea por protegerse de unos peligrosos asesinos que han asaltado su casa. 

Becky (Lulu Wilson) es una niña de trece años, rebelde, con mal genio y luchando por sobrellevar la muerte de su madre y el noviazgo de su padre con otra nueva mujer, a regañadientes se van a una casa que tienen junto a un lago donde casualmente cuatro presos fugados de una cárcel cercana irrumpen con malas intenciones. 

Puede parecer algo absurdo que una niña pueda enfrentarse a unos asesinos psicópatas como si de un John  Rambo se tratara, pero los directores Jonathan Milott y Cary Murnion lo hacen de una formal algo creíble al canalizar la ira de esta niña y mostrar una violencia inusitada para una joven de esa edad. Estos dos directores ya habían realizado dos películas anteriores de corte fantástico que pudieron verse en el festival de Sitges que son Bushwick (2017) y la simpática Cooties (Dulces criaturas 2014). 

Lulu Wilson hace un buen papel como Becky que está super enfadada con la vida. Hay que destacar a unos de los asaltantes malos que es Kevin James muy conocido por las comedias junto a Adam Sandler o títulos como "Zooloco", "Pixels", "Peso pesado" o "Superpoli en le centro comercial" aquí es un neonazi bastante malvado.

El film contiene bastantes escenas gore y violencia explicita por lo que puede mostrase como un buen espectáculo divertido digno de algún festival de cine de terror donde se disfrutaría de lo lindo.
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