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España España · la mia
Voto de osferal:
9
Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras Desde una galaxia remota, un recién nacido es enviado por sus padres al espacio debido a la inminente destrucción del planeta donde viven. La nave aterriza en la Tierra, y el niño es adoptado por unos granjeros que le inculcan los mejores valores humanos. Con los años, el joven se irá a Metrópolis y allí usará sus poderes sobrenaturales para luchar contra el mal. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Warner están de cumpleaños, por tanto, felicidades en su 100 aniversario. Y han aprovechado para anunciar y organizar el reestreno en salas, durante el vigente 2023, de clásicos inolvidables de la franquicia como son “El Exorcista”, “La Naranja Mecánica”, y “Uno de los Nuestros”, entre otros. Apuesta, que en principio, causa, al que subscribe, una gran sorpresa y, por otro lado, una enorme felicidad, por tener la oportunidad de re-visionar y revivir películas, en gran formato, que han marcado una época. Me veo por ello en la obligación de felicitar nuevamente a los “Bros”. Fieles a su promesa, desde el pasado 14 de abril figura en la oferta de cartelera, de distintos cines españoles, la cinta “Superman”, de la DC (Detective Comics). Por lo que se suma otro título emblemático, no como “remake”, ni como “spin off”, ni como precuela, ni secuela, como, por otra parte, tan de moda está en la actualidad, sino como remasterización de la pieza original de 1978.

No he pasado por taquilla, todavía, y antes de hacerlo, pretendidamente, he querido incluir esta entrada en el post para así mostrar la impresión que esta me causó cuando la visione en su estreno original, allá por el 1979, siendo un niño, y su posterior re-visionado televisivo dos o tres años más tarde. Temo que ese dulce sabor se diluya, pero, por otra parte, ansío rememorar el sabor a “Chimos”.

“Superman”, fue mi primera película no-infantil en el cine, “Carros de Fuego” la segunda. Ambas me impresionaron de igual manera. También, me vi desbordado, más si cabe, por el escenario de ceremonias y su inmensidad. Un extinto cine construido a la antigua usanza, esos con patio de butacas, entresuelo, anfiteatro y principal que, a mis ojos, más se aproximaba a un templo o catedral que a una sala de proyección. No contaba, por descontado, ni con Dolby Surround ni tecnología ultra 8k, no hacía falta. En su lugar, se superaban, con holgura, los tres centenares de almas expectantes a que las luces, por fin, se apagasen y diese comienzo el espectáculo, no sin antes visionar de manera preceptiva, ya no obligatoria, el noticiero cinematográfico NODO, heredado de la ya extinta etapa franquista.

Por fin empieza. “¡Me han engañado!”, pensé, no es lo que había escuchado sobre ella, la misma por la que corría el rumor de qué niños americanos se tiraban por las ventanas, después de haberla visto, emulando a un hombre volador. “¡No puede ser!, esta es otra, esta es de naves espaciales y extraterrestres”. Pasó un buen rato hasta que caí en la cuenta que estaba en la película correcta. “¡Ostras!, si yo fuera capaz de hacer eso en el patio del colegio”, exclamaba en mi interior, al ver como el pequeño Clark levantaba la camioneta de su padre con un solo brazo. Luego todo fue mejorando por momentos, creo que no pestañeé ni una sola vez hasta su final. De camino a casa, en el coche, reflexionaba. Suponía que no iba a ser fácil tener novia, viendo a Superman todo lo que tuvo que hacer, para impresionar y ligarse a la bella e inteligente Lois Lane. También me preguntaba, ¿cómo era posible que unas simples gafas de pasta pudieran evitar que fuese reconocido por gente a la que veía todos los días, y yo, que lo acababa de ver por primera vez hacía un rato, lo reconociera al instante?. “Cosas de mayores”, pensé.

Ya la segunda vez, anunciada por el único canal disponible de la televisión, iba preparado. Se había perdido el elemento sorpresa, sin embargo, la ilusión permanecía intacta y en este segundo visionado salieron a relucir otros matices. ¿Un hombre o al menos con apariencia humana, que no es de este mundo, con poderes sobre naturales y que por encima de todo su finalidad es hacer el bien y ayudar al prójimo desinteresadamente?. Quieto, que esto me suena, esto ya lo he visto antes, en otro lugar. Por aquel entonces, no hacía mucho que había hecho la Primera Comunión, en cuya catequesis preparatoria me habían machacado, supongo, como a todo hijo de vecino, con el Nuevo Testamento. Y es ahí donde vi la similitud. Ese superhombre, si no es Jesucristo, se le parece mucho. Pero algo no cuadraba. Superman era un personaje, no existía, en cambio, Jesús, me habían insistido hasta la saciedad, que sí, que es real. “Cosas de mayores”, volví a pensar.

Yo, en aquel entonces, estaba en cosas de pequeños, por lo que no me preocupaba y desconocía quien eran Marlon Brando, Gene Hackman, Glenn Ford, Ned Beaty, Margot Kidder al igual que Chistopher Reeve. Bueno, a decir verdad, este último no lo conocía ni yo, ni nadie, hasta ese entonces. Desconocía incluso quien era Richard Donner que a la postre diera forma, entre otras, a “La Profecía” o a “Los Goonies”, iconos de una generación. Tampoco sabía que la mítica banda sonora que tanto me emocionó la había compuesto un tal John Williams, ni que el tal Chistopher Reeve iba a ser el mejor Superman que iba a ver jamás, ni que, 44 años después, iba a tener la oportunidad de volver a un cine para re-visionar su inigualable trabajo. “Cosas del destino”, pienso.
osferal
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