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España España · ZARAGOZA
Voto de Jose Solo Z:
10
Drama Don Jaime (Fernando Rey), un viejo hidalgo español, vive retirado y solitario en su hacienda desde la muerte de su esposa, ocurrida el mismo día de la boda. Un día recibe la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, que tiene un gran parecido con su mujer. Basada libremente en la novela "Halma", de Benito Pérez Galdós. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film que arrasa con todo: con la caridad mal entendida, con la hipocresía y vicios de los privilegiados sociales, con la chusma sanguinolenta y parásita y que supone una evolución (¿o es una rendición?) moral de la protagonista.

En muchos sentidos se puede entender como una película anticlerical. Para mí es una película, sobre las miserias humanas en general (sea del clero, de la nobleza, o del pobre) y no sólo anticlerical. La escena de la cruz de espinas y el fuego es el colofón al discurso de esta película. Pero la ultimísima escena es la guinda a la transformación no deseada de la protagonista en cuanto se ve obligada a abandonar el convento para bregar en un mundo lleno de miserias y miserables.

Fotografía, fabulosa. Escenas plásticas. Como toda la primera parte, llena de escenas oníricas, surrealistas, llenas de simbolismo. O como esa "última cena" con los miserables y deformes -deformes más cercanos al realismo de Galdós que a la película de Tod Browning-. O la ya mencionada de la corona de espinas. La niña saltando a la comba. Un perro apurado yendo debajo de una carreta. La yuxtaposición de secuencias en las que mientras unos rezan el Angelus y dejan de trabajar, otros se desloman construyendo casas y arando campos. Y la escena final, la claudicación definitiva que sólo logra humillar aún más a la protagonista y terminar de apagar su autoestima.

Guión, excelente. Interesante, certero, crudo, lleno de simbolismos, con un hilo conductor adulto, descreído, pesimista, amargo y muy materialista.

Dirección, soberbia. El ritmo, la atención a los detalles, los ambientes, la luz y las sombras de estos extraños bodegones y retratos. Y por supuesto, esa belleza en los encuadres y en los objetos que son anclas para entender la historia: la comba, el pezón de la vaca (vagamente fálico), la cruz y la corona de espinas, el color blanco con el que suele aparecer la protagonista, el tabaco, los campos yermos...

Una película adulta, con escenas desasosegantes -e incluso desagradables- que es una obra de arte indiscutible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose Solo Z
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