Marc Foster dirige esta película que consiguió el primer Oscar a la mejor actriz a una mujer negra. Halle Berry se llevó muy merecidamente este premio tras realizar un trabajo soberbio.
Ella da vida a una joven que se queda viuda al morir su marido en la silla eléctrica tras varios años en la cárcel. Una mujer que vive muy precariamente, y bajo el peso de ser negra en una zona de Estados Unidos donde los derechos de igualdad solo son una fachada; pero en realidad no existen.
Su vida está encaminada hacia una dirección que ella en ningún momento se imaginaba. En su vida se cruzarán ciertos personajes que como ella, están atrapados en una jaula que les ha estipulado tanto su familia como la sociedad. Ella conocerá a un hombre al que da vida Billy Bob Thornton; un actor magnífico que nuevamente realiza una interpretación brillante. Él se encarga de dar vida a un hombre que ha crecido bajo una cultura de discriminación. Una educación donde se le enseñó que los blancos no son iguales que los negros. Pero un hecho fortuito hace que su realidad se desmorone, y esa mente enjaulada empieza a abrirse, e intentar direccionar su vida hacia un punto mucho más lógico.
Junto a ellos dos, el joven Heath Ledger da vida a un chico que sufre. Un chico que vive un fuerte trauma interior al no comprender el comportamiento de su familia. Una familia que le enseña unos valores con los que no está de acuerdo. Él luchará para que su familia razone, pero no es capaz de atravesar esa coraza que ha creado el racismo y la intolerancia.
El guión es bueno y uno se queda impactado con varias escenas y con su trama. Una historia que narra un tema duro y triste, donde se presentan unos personajes totalmente perdidos que por diversas circunstancias dolorosas se unen; y ese dolor les salvará de la perdición. El único problema es que el ritmo es lento, y ese ritmo hace que a veces la atención sobre la trama no sea tan firme durante todo el metraje.
En fin, nos encontramos ante una película que se disfruta por su historia y por las maravillosas interpretaciones. Pero cuenta con el punto negativo de que está narrado todo con cierta densidad y lentitud, y eso produce que en algunas ocasiones uno no esté tan receptivo como en otras.