Los primeros 45 minutos de la película son un canto a la ternura. Escenas en las que sobran las palabras (y por eso no las hay), y dónde el robot pasa de la monotonía de su misión de recoger basura a la historia de amor más bonita posible (a pesar de sus inicios un poco accidentados). No es la típica película de robots, ya que en ella se les inspira un sentimiento tan humano como el amor. En la segunda parte, se ve como los dos robots ayudan a la especie humana a volver a la tierra de dónde tuvieron que salir y pierde un poco de magia para volverse un poco más normalita. Pero, en conclusión, vayan al cine a verla y no se arrepentirán