Hay que reconocer que hay que tenerlos muy gordos para atreverse con dos pelis de Von Trier en un periodo no superior de 30 horas. Pues sí. Yo lo he hecho. Y hasta los simpatizantes deberían de admitir que a este hombre hay que tomarlo en pequeñas dosis; si hoy hay una, la siguiente dentro de tres o cuatro meses mínimo.
Las referencias que tenía hasta entonces era "Bailar en la oscuridad" y "Dogville". La primera regular, ni fu ni fa. La segunda me entró estupendamente tras un segundo visionado. O sea, que aun agradándome, me costó lo mio.

Hace unas horas, como digo, doblete. Primero le di caña a "Rompiendo las olas". Gracias a dios en mi casa no solemos disponer de armas de fuego, ya que de ser así me hubiese volado la tapa de los sexos en mitad de esas dos horas y media. Este tío retrata con tanta precisión la locura que contagia. Y la amargura ya ni te cuento.

La última, Anticristo.

El primer aspecto a resaltar, como bien dice Taylor en su crítica, es su prodigio visual. Hasta los que no estamos muy puestos en lo referido a lo técnico sabemos que imágenes como las del prólogo son auténtica poesía visual. Y como esa te encuentras dos o tres a lo largo de la peli.
Luego destaco, esta vez en el aspecto negativo, lo tranquilo que es el tío con el desarrollo de sus historias. A veces no tienes más remedio que gritar frente al televisor un; ¡venga chaval, me quedó claro a donde quieres ir a parar, sigue contando!.

Y para concluir, centrándome específicamente en Anticristo, aludir al As bajo la manga que escondía la muy puñetera. Cuando sabes que vas a ver una peli chunga gore vas mentalizado y disfrutas y todo. Pero el tipo en esta te mece al suave son de opereta; luego se marca un juego hipnótico en blanco y negro a super cámara lenta, y te termina de domar con palabritas-van-palabritas-vienen mientras se recrea con imágenes intrascendentales cual matojo de hierbas minuto y medio.
Y cuando menos te lo esperas, Zas!! Te pilla en fuera de juego y con el estómago sin protección.
Total, que este hombre me ha convertido en un hipócrita. Con lo que yo he defendido siempre las sangrías, y voy ahora y me acojono...