Querida Natalie Portman:

Ni sabía nada de ti, ni te había seguido desde que interpretaras a la reina Amidala, en aquella trilogía de Star Wars. Últimamente estoy oyendo muchas cosas de ti, en lo general son buenas, pero también hay otras que son todo lo contrario, muy malas.

Debe ser por la gente con quien te has juntado en estos últimos días, el director de cine Darren Aronofski (El luchador), el compositor Clint Mansell y el director de fotografía Matthew Libatique. Gente proclive al sufrimiento y la oscuridad.

Para saciar mi curiosidad, decidí ir a verte este fin de semana, y he de decirte que el conjunto total del largometraje consiguió mantenerme atento a la pantalla, e incluso en algunos momentos impactarme.

En cuanto a tu interpretación, tus antagonistas o compañeros de reparto, en los momentos que compartís plano, consiguen robarte cierto protagonismo. Aunque el papel de chica buena y abnegada te queda como un guante, quizás sea debido a tu fisiología. No sé por qué motivos, en ciertos aspectos y en determinados momentos me has recordado a Sandy (Olivia Newton -John) de Grease, pero en una versión más oscura.


Esperando que en la próxima consigas liberarte de ti y de la reina Amidala, para conseguir la perfección absoluta.

Se despide atentamente,
Ayudante de Santa Claus.