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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
7
7.9
130,325
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
19 de abril de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo esto le faltaba a Pixar: dotar de humanidad a los "seres" más fríos que haya dado la ciencia ficción. Es cierto que no es la primera vez que un pedazo de hojalata se pone los pantalones y siente como nosotros, el tema es la forma, una vez más, que tiene Pixar (o llámese Stanton) para dar lugar a las secuencias animadas más conmocedoras en años.

La humanidad está presente, o en un ratón, o en un pececillo, o en un superhéroe. Ahora le toca el turno a un robotillo/limpiador que asiste a la devastación del planeta tierra. Su función es lavar los platos rotos, quizás termina siendo más humano que cualquiera de esos gorditos burgueses que deambulan por el espacio.
Lo conmovedor de Wall-e es la manera ausente de palabras que tienen los robots para comunicarse: dos gestos y ya se marca un carácter; dos gestos y ya se construye un lenguaje. Por eso mismo esa magia espontánea se pierde un poco cuando los humanos comienzan a hablar. Después de todo, esta era una perfecta peli muda al servicio de las hojalatas. al servicio de esos ojos primerizos con los que descubrimos nuevamente el mundo, y como nos sorprendemos ante él. Su sentimiento es la melancolía, después de todo, Wall-e se repliega y es feliz con tristeza viendo pelis de los sesenta y setenta, haciendo alusión a un mundo ya demasiado viejo, a un presente ya demasiado carcomido y gastado.

Que le estamos haciendo al planeta tierra, hasta donde somos tan fríos que una combinación de tornillos nos roba el corazón de pronto y su llamado a "Eva" termina siendo más conmovedor y significativo que dos mil "te quiero".
Juan Rúas
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