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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
7
Drama. Romance Verano de 2008. Se inspira en el film 'En la cama', del chileno Matías Bize. En un hotel del centro de Roma se conocen una rusa y una española. Al día siguiente, Alba volverá a España y Natasha a Rusia. En la habitación del hotel se respira una atmósfera cargada de erotismo y sensualidad. Entre ellas nace un sentimiento nuevo que ambas aceptan. Durante doce horas, las dos mujeres se confían sus vidas, hablan de sus compromisos y del ... [+]
22 de octubre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como y cuanto contar en una historia de hora y media dentro de una habitación entre dos "love strangers", porque así lo dice muy bien esa canción melosa, repetitiva pero conmovedora que acompaña a Habitación en Roma. Una habitación que guardará buenos recuerdos, y otros no tanto.

La habitación, desde arriba, las ve venir. Las sigue en un plano secuencia hasta que ellas ingresan a la misma y se funden en un todo que trasciende lo humano. Porque si hay algo que resalta en esta obra que intenta volar con... ¿poco? es su denotado barroquismo, su poesía desbordante, por momentos asfixiante. La ampulosidad se reparte con cierta épica manipulada, no espontánea. Ese es el peor de los registros, tratar de llevar una trama de la mano con lo sublime y hermoso, y no que lo hermoso y lo sublime surjan de la misma.

Es una obra que evoluciona solo dentro de sí misma, en donde esa picardía inicial da lugar a lo mítico, lo mítico da lugar a lo erótico y lo erótico cede ante lo confidente. Alba parece una reina precoz, Natasha una ninfa del post modernismo, casi que se confunden con los cuadros históricos que adornan la habitación, el tercer personaje de la historia.

El mapa informático nos permite salir de allí, o bien contemplar el mundo mismo conjugado allí adentro, sin barreras, sin fronteras.

Para entonces lo que se antojaba confidente se vuelve sorpresivo, lo sorpresivo da lugar a lo evasivo y lo evasivo se rinde finalmente ante ese juego entre ambas que de pronto...caen a la tierra, sus cuerpos desnudos ya no brillan tanto y la cosa...como que se desinfla un poco. Ellas no se desinflan, el tono se desinfla porque el guión encontró sus límites, la habitación en cierta forma ya las quiere afuera.

Queda como el recuerdo de una pequeña historia mítica que buscó lo sagrado, lo rozó, casi que lo palpó, y luego se olvidó a si misma.
Juan Rúas
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