Soy de los fans del terror bien presentado, y este es uno de esos casos. Es sencillo, si generas la atmósfera y luego le agregas la intriga, si esos dos elementos están donde y como deben estar, la peli resulta. La otra hija es una obra al ritmo de Expediente x, faltan los agentes solamente, porque el guión y la puesta en escena me han hecho recordar esa gran serie.

Familia se muda a casa ubicada en pueblo remoto, allí pasan cosas y la hija será el nuevo centro de atención. Digamos que es la columna vertebral de una trama que mezcla la psicología freudiana más básica (pubertad, fertilidad y arañas representando ese coñito no explícito predispuesto a todo) con ciertas historias del folkclore norteamericano. Faltaba a Mulder diciendo que en verdad allí había criaturas extrañas, y no anticipo nada porque aparecen a los diez minutos de empezada la peli, o bien Scully refutando su teoría y diciendo que la niña sufría un caso serio de esquizofrenia. En este caso el encargado de revelarnos el secreto final es el padre, que debe liar entre entender lo que le sucede a la hija (o como asumir que ver crecer a un hijo puede ser una verdadera pesadilla) o cuidar del hijito menor, simpático el chaval pero metido con calzador.

La peli alimenta al golpe de efecto pero, principalmente, a la curiosidad. Si sos curioso y querés saber que se esconde trás las pistas vagas, la peli te puede enganchar. Si no, pues te parecerá una más, lo es, y no saldrás indignado, pero con gusto a poco.
A elegir.