De la factoría nortemericana de comedias sale esta obra de Phillips en donde dos sujetos se conocen por ¿casualidad? y comparten todo tipo de situaciones hilarantes juntos. No se diferencia gran cosa de otras roads movies con tonos cómicos de fondo, aunque en este caso el tipo de humor, a diferencia de una gran cantidad de pelis humorísticas "estrambóticas", carece, por suerte, de ese filtro siempre molesto de la censura.

Porque si bien es cierto que sujetos irritantes hubo y habrá por siempre en este tipo de entregas es de agradecer ese toque de sensata violencia que inspira sobre Downey. A saber, su inesperado compañero no es pesado, es verdaderamente un capullo de mierda que dan ganas de orinarle encima mientras le descerrajas tres tiros en la frente y pateas a su perro por partes iguales. Lo irritable del asunto no se vive con el típico envase descafeinado, no, es tal el nivel de intrusión e inoportunidad de Galifianakis que dan ganas de molerlo a patadas y dejarlo tirado a un lado de la carretera. Esa misma violencia implícita da lugar a situaciones o bien convencionalmente escatológicas, o bien sustentadas con un humor descarado y chocante que otorga mayor identidad a la película.

Por lo demás: lo insoportable se vuelve tolerable, el mal humor da paso a un acostumbramiento gradual que culmina por juntarlos y declararse su mutuo afecto. En fin, se vuelve a las viejas fórmulas de las que, al margen de las salvedades ya citadas, la peli nunca termina por desprenderse.