Ni tanto, pero a Sunshine se le acaban las ideas y mete mano donde sea, eso sin desmerecer su aliento a esperanza simple pero bella. Boyle no hizo muchos malabares, apenas sacó un par de trucos de la galera y los puso en juego. Con eso le bastó para que esta obra se coloque un poquito por encima de la media.

Ciencia ficción que me has dao, que estoy tan cambiao, no se más quien soy. Porque las ideas faltan, y las obras bastardas o miméticas entre ellas salen a la luz del día cada vez con mayor frecuencia. Sunshine aperece como la perfecta demostración de un género fresco con gusto a deja vu: por si idea de inicio, parece que estaban inspirados, y por su resolución final, o intermedia, porque se les escapó la tortuga y empezó a caminar por terrenos ya vistos.
Es claramente dos en uno: primera parte donde expone la idea fresca y segunda parte donde pierde los estribos y el caballo galopa sobre seguro.

Tiene su poesía simple y bella, pero no será su luz interna la que permanezca, más bien la recordaremos por sus chispazos.