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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
1
Aventuras Era la época en la que el gran mamut recorría la Tierra, la época en la que surgieron las primeras ideas y creencias que forjaron a la humanidad. Un joven cazador (Steven Strait) guía a un ejército a través de un vasto desierto, en un viaje en el que tendrán que enfrentarse a tigres dientes de sable y a otros depredadores prehistóricos, hasta que descubre una civilización perdida e intenta rescatar a la mujer que ama. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2009
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Figura un 1 en el puntaje y si bien me gusta exagerar, la peli de Emmerich es una aberración desde donde se la mire. Incluso su base más firme, esa que permite que uno se situe desde una óptica fantastica pseudo/mitológica del argumento tampoco esta bien llevada. Pero a veces esta bueno ver este tipo de pelis puesto que tantos errores juntos conforman una más que nutrida crítica.

A ver, las criaturas de la era del hielo están distribuidas de una manera casi ridícula. Los mamuts tienen sus momentos pero no pueden, a pesar de tener cuerpos voluminosos, contener el tedio ellos solos. El viaje, harto común en este tipo de pelis, resulta tan inconsistente que uno lo observa con una apatía rara. En principio esto se debe a que las zonas geográficas que recorren la cinta se suceden unas a otras sin pausa o elipsis, entonces: pradera, estepa, bosque, hielo, pradera en cuestión de media hora; ¡uno logra ver la linea divisoria entre zona y zona! Aberrante. Esos pajaros escondidos en una jungla que surge de improviso...quizás interesante por el suspenso que genera, pero esta tan mal filmada la secuencia que las imágenes borrosas molestan los ojos. Por último, el tigre dientes de sable o Smilodon, promoción de cartelera...promoción de cartelera.

El guión: una profecía debe cumplirse, una "bruja", un augurio que presagia el cambio definitivo. En algun momento, al espectador ya no le interesará nada de esto, nada de nada. La obra se abre y se cierra siguiendo su propia ley: la del absurdo, ley incompatible en una peli de este género (me olvidaba, ¿pirámides? ¡pirámides!). En conclusión la misma obra no puede superar su propio trailer, que se vendió bárbaro.
Juan Rúas
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