Es difícil dar una valoración concreta a esta película, y es que al terminar de verla deja una sensación agridulce en el cuerpo, a pesar de ser una de las grandes de Marvel.

Se nota que ''Sam Reimi'' ha querido innovar en algunos aspectos en el clásico cine de superhéroes. El problema es que lo intenta solo a medio camino. Algunas de las peleas son de lo más repetitivo posible, otras son de lo más originales e inverosímiles, un par de ellas son de lo más innovador. Los ligeros toques de terror que ha querido transmitir el director son de lo más refrescante que le ha podido pasar a Marvel (una auténtica pena que no los haya explotado más).

Como siempre, los efectos especiales están a un nivel alto, aunque no se debe ver esta película con las expectativas de que va a ser una de las grandes como lo fueron Endgame o Infinity War.

Habiendo ya mencionado lo mejor de la obra queda remarcar sus grandes defectos, que como en muchas de las películas de este estilo, acaba siendo una narrativa demasiado acelerada, cambios en los personajes no justificados, soluciones estúpidas a problemas desmesurados, y el mayor de todos ellos, el poder de confiar en uno mismo para resolver la crisis más grande la historia.

Para resumir, la película está ligeramente por encima de la media de lo que Marvel suele ofrecer, pero es mejor llevar unas expectativas no muy elevadas para que no acabe decepcionando.