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Voto de Boo Radley:
9
4 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sentido predilección por el género negro. En él suelen aparecer reflejados, aunque sea de forma indirecta los aspectos más oscuros de la sociedad y, por extensión, de los individuos que la conforman. Sus protagonistas son seres tendentes a la amoralidad, pero también suelen tener un código ético propio (tal es el caso del personaje magníficamente encarnado por Federico Luppi en esta película). Todo ello tiene presencia en "Últimos días de la víctima" junto con una trama compleja que requiere de un espectador activo que intente unir los cabos sueltos que va dejando el guion.
Adolfo Aristarain no puede evitar homenajear a algunos clásicos del cine negro de la época dorada de Hollywood, así como al maestro Alfred Hitchcock, ya no solo en la influencia que hay en esta película de "La ventana indiscreta" sino también en el uso de la música, una melodía que recuerda a las que realizaba Bernard Herrmann para el mago del suspense.
El personaje de Federico Luppi, que recuerda a Bogart y al Alain Delon de "El silencio de un hombre", representa a un tipo solitario, minucioso y muy profesional en su trabajo. Un tipo de pocas palabras, el cual cuando habla parece que dispara, pero que todavía conserva en su corazón cierta capacidad para sentir.
En definitiva, película poco conocida en la filmografía de Aristarain y que demuestra que las influencias de otros directores no tienen por qué convertirse en un problema, siempre y cuando haya alguien, como Aristarain, que las utilice hábilmente, con naturalidad y con una funcionalidad concreta.
Reconozco que esta película ha sido para mí un descubrimiento.
Adolfo Aristarain no puede evitar homenajear a algunos clásicos del cine negro de la época dorada de Hollywood, así como al maestro Alfred Hitchcock, ya no solo en la influencia que hay en esta película de "La ventana indiscreta" sino también en el uso de la música, una melodía que recuerda a las que realizaba Bernard Herrmann para el mago del suspense.
El personaje de Federico Luppi, que recuerda a Bogart y al Alain Delon de "El silencio de un hombre", representa a un tipo solitario, minucioso y muy profesional en su trabajo. Un tipo de pocas palabras, el cual cuando habla parece que dispara, pero que todavía conserva en su corazón cierta capacidad para sentir.
En definitiva, película poco conocida en la filmografía de Aristarain y que demuestra que las influencias de otros directores no tienen por qué convertirse en un problema, siempre y cuando haya alguien, como Aristarain, que las utilice hábilmente, con naturalidad y con una funcionalidad concreta.
Reconozco que esta película ha sido para mí un descubrimiento.