Sí señor, así de civilizadamente se lavan los trapos sucios familiares, luego en esta familia, prototipo del universo Allen; judía y de profesiones relacionadas con el mundo artístico, entran los "ex", cuñados y parejas de paso que vuelven locas a estas hermanas, con lo que Allen pergeña una historia con gran dinamismo saltando de un personaje a otro cada cual más peculiar.
Allen nunca yerra con los diálogos, siempre corrosivos, irónicos y no exentos de humor. Aquí se apoya en monólogos interiores que aunque no mejoran las conversaciones tampoco las perjudica.
No se pueden resolver los problemas de pareja de forma más compresiva y elegante y me refiero a elegancia en sentido figurado ya que me pregunto que premisas le dieron al equipo de vestuario para que las hermanas parezcan fervorosas puritanas de los años cuarenta, menos mal que nos queda un Caine que apuesto eligió él mismo su vestuario, todo un dandi.