¡Ahí lo dejo! parece decirnos Cesc Gay con la relación de estos dos amigos y que cada uno deduzca lo que quiera.
El interés de Krámpack radica en la ambigüedad de esta pareja; ¿amistad?, ¿obsesión de uno por otro? en cualquier caso se deja ver con complaciente inocencia, a pesar de estar desnaturalizada con la búsqueda de un sexo urgente. El concepto sentimental aquí no tiene cabida y sí esos acercamientos torpes hacia las chicas.
El guion tensa algunas situaciones de estos adolescentes pendiendo de un hilo el que esta naif comedia se torne dramática con el insulto hiriente y homófobo pero a lo más que se llega es a unos segundos expectantes de celos asesinos ante el paso de un tren.
Jordi Vilches en el personaje de Nico hace crecer esto, borda su papel, se muestra de una naturalidad convincente en el rol de listillo simpático, que tiene respuesta para todo, sabe lo que quiere y muestra paciencia ante las situaciones más peliagudas que podrían hacer saltar la amistad, todo ello con una profesionalidad encomiable en un actor tan joven, que recordemos que no está en la edad del niño que no actúa, si no que se muestra como es.
Krámpack supone una refrescante opción entre esas películas veraniegas insustanciales sobre la primera experiencia sexual por el tratamiento de la ingenuidad adolescente, aún teniendo cierta hondura el tema, y a la vez por esa inquebrantable amistad.