Ya estamos más que acostumbrados al cine que nos venden los Farrelly y a todo lo que ello conlleva si decides ver una de sus películas. En sus inicios su comedia absurda tenia algo de gracia pero pasado los años está más que claro que el camino que recorre su cine va derecho al expositor de las tiendas.

Mucho reconocimiento tuvo la anterior entrega y mucho tiempo ha pasado para que retomaran su continuidad. Nadie parece haberle dicho a sus directores que el humor que ellos procesaban en 1994 a ido evolucionando y que 20 años después no pueden venir haciendo el mismo humor porque puede ser insufrible.

La película ya arranca mal y todo parece indicar que no habrá una mejora sustancial como para salvar algo de ella. Sus continuidad de chistes malos y momentos absurdos son los encargados de destrozar la película, las incoherencias se suman una tras otra el guión parece ser las tomas falsas de su antecesora y el desarrollo de la misma y su trama son una auténtica tomadura de pelo. Dicho todo esto podemos decir una vez vista la película que no tiene ni pizca de gracia, tenemos a dos actores haciendo el payaso de forma constante no importándole mucho usar un vocabulario extremadamente infantil que sólo hará reír a quienes se sientan identificados con ellos. Por lo demás estamos ante una vulneración de la inteligencia del espectador el cuál siente una tremenda frustración por el hecho mismo de haberla visto.

Como ya hemos dicho tanto Carrey como Daniels hacen una labor espantosa, ridícula y sin sentido alguno, exponiéndose al infantilismo y a la pedorreta que por suerte no hace a nadie ya gracia.

Como conclusión podemos decir que la película la podemos catalogar como altamente prescindible, no recomendada para nadie.

Lo mejor: Nada
Lo peor. Todo

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