Esta película nace por el deseo de John Ford de rendirle tributo a un amigo íntimo suyo, colaborador de algunos de sus guiones como “No eran imprescindibles”.
Es una especie de biopic, a lo Ford, de Frank “Spig” Wead, piloto de las fuerzas armadas y después guionista de cine que supeditó todo (familia incluída) a su carrera profesional.

Aunque posee la fuerza de Ford, y está llena de momentos brillantes, no me parece uno de sus trabajos más redondos. Todavía estoy pensando en si su marcada ruptura comedia-drama (pasa del slapstick inicial a casi un melodrama) es otra genialidad más o una manera de captar al espectador. Quizá ambas cosas. Lo que sí se nota, y mucho, es la pasión que pone Ford en esta película. Su devoción por la Marina es patente hasta el último plano.
Hay escenas bélicas con material documental auténtico de la Segunda Guerra Mundial, lo que menos me ha gustado pues resultan algo descompensadas. Luego están las peleas a tartazo limpio, no me parece lo mejor de la filmografía de Ford, a pesar de su característico tono humorístico.

Es por esto que la película no me ha maravillado a tiempo completo, pero hay momentos inolvidables. La última colaboración de John Wayne- Mauren O´hara- John Ford es impresionante. No hay duda de que la película ha ido ganando con el tiempo. Mauren O´Hara es una esposa moderna, que se siente abandonada, aunque no renuncia a la vida social, aunque ello conlleva a veces descuidar su hogar. Queda patente su alcoholismo, aunque parece ser que fue recortado bastante a petición de las hijas de Wead.

Las escenas de ellos dos, con las frecuentes reconciliaciones son antológicas, especialmente cuando están tumbados juntos. Los flash-backs, por ejemplo uno de Mauren O´hara en bañador, fantástico. Y luego están las secuencias del hospital, magníficas.
Aparece, además, un personaje que interpreta al propio John Ford, una especie de alter ego, el cineasta que contrata al propio Wayne para escribir sobre la Marina. Muchas de las cosas de su oficina eran del propio director como los Oscars. Impagable.

Puede que no sea una de mis favoritas de Ford, pero siempre hay muchos motivos para ver una película suya.