Dirigida por Gareth Edwards y protagonizada por John David Washington, Gemma Chan, Allison Janney y Madeleine Yuna Voyles.

Una guerra futurista entre las I.A. y los humanos se envuelve una historia de amor que se vera afectada por la guerra y con lo cual la revelación de una poderosa arma que está destinada a cambiar toda la guerra como la conocemos hasta ahora. Implicará una importante decisión para su protagonista al enterarse de la verdad sobre esta nueva arma.

Lo nuevo de Gareth Edwards nos trae toda la grandeza visual de un director totalmente especialista en la materia, desde su primera película, Monster hasta pasar por Rogue One. El director nuevamente vuelve a demostrar que visualmente está en un nivel superlativo y nos brinda una película espectacular en aquel sentido donde nos llenamos de esa ciencia ficción alucinante que disfrutamos frente a la pantalla, dándonos toda la creación de ese mundo futurista que el cine había perdido hace rato y la originalidad del director realmente se agradece bastante por atreverse nuevamente.

Con la creación de un mundo futurista y las I.A. como grandes protagonistas, el director maneja con total prestancia toda su creación para darnos escenarios increíbles, efectos especiales de primera y llamativas I.A. que realmente abarcan la pantalla con bastante contundencia. El presupuesto con el que cuenta se nota y su dedicación para brindar cada detalle en pantalla es todo un show visual que te cautiva desde principio a fin, explosiones, autos futuristas, naves por doquier y mucha I.A. a nuestra disposición brindan imágenes que uno es difícil poder olvidar que se van complementando con todo el talento de un director que sabe manejar el género sin discusiones.

Técnicamente, no se le puede reprochar nada a la propuesta de Edwards, seguramente debe ser de lo mejor visualmente que nos ha regalado este 2023.

Ahora cuando entramos en su apartado de guion es donde nos caemos un poco en la grandeza y caemos en una historia que pierde fuerza a medida que se va desarrollando y por momentos se siente un tanto floja que hace que te termines desconectando de todo lo que nos vienen proponiendo. Esa historia sencilla que abarca, se siente varios escalones por debajo de todo el espectáculo visual que transmite, lo que hace que la historia en sí nunca logre agarrar la potencia necesaria para terminar con una película totalmente redonda.

Esto afecta netamente a sus personajes que no logran desarrollar sus personalidades teniendo en cuenta todo el mundo que los rodea y este sentido conmovedor que se busca entregar no se logra concretar a toda su cabalidad, porque las explosiones, incidentes y efectos se llevan todas las miradas teniendo una sobrecarga de esto lo que hace que sus personajes siempre terminen en el estatus de planos. Nos quedamos con la verdadera pena de que toda esta elegancia visual y la inventiva de la película se terminen aplicando a una historia trillada y unos personajes carentes de fuerza.

La idea de su protagonista parece bastante interesante, pero nunca se logra desarrollar del todo y la interpretación de John David Washington no pasa de lo correcto, a su vez el desperdicio de secundarios como Allison Janney es una real desilusión, quizás el mejor personaje es la pequeña protagonista que tiene los mejores momentos a su haber.

De todas maneras es una grata película que termina siendo un buen espectáculo para divertirse y además algo diferente de lo que estamos acostumbrados, ese ya es un gran mérito y realmente se valora la originalidad de un director que se atreve a proponer algo distinto de estas habituales secuelas, recuelas y adaptaciones que nos tiene acostumbrados últimamente Hollywood.

Un resultado que pudo ser mucho más contundente de lo que termina siendo, pero nadie discutirá que visualmente es una de las mejores propuestas del año y nos vuelve a reencontrar con esa ciencia ficción que tanto amamos en el cine y que nos ha entregado grandes títulos en su historia.