A Sarah Polley la conocimos como actriz protagónica de Dawn of the Dead de 2004, que dirigiera Zack Snyder. Ahora, en su faceta de directora, la canadiense nos entrega una magistral película sobre el feminismo y los temores, cuestionamientos y brutalidades que deben enfrentar y han enfrentado las mujeres a lo largo de todos los años.

Basada en la novela de Miriam Toews, la directora nos entrega una belleza de película que nos sumerge en una clase magistral de actuación y de intensidad por parte de su reparto liderado por quizás tres de las mejores actrices del momento. Tanto Claire Foy, Rooney Mara y Jessie Buckley están tremendas en sus interpretaciones de tres mujeres que deben decidir una nueva forma de afrontar toda su vida.

La opción de brindar un estilo bien teatral permite que disfrutemos de las capacidades y las intensidades de su reparto que demuestra todo el quilate que tiene sobre sus hombros y son capaces de darnos intensidad pura a lo largo de sus 104 minutos de duración.

El manejo que tiene la directora, unida con el poder interpretativo de su reparto completo, nos permiten disfrutar y recibir todo el brillo de un guion perfectamente adaptado que nos va impregnando de los temores, de los cuestionamientos, de las realidades de cada uno de sus personajes y como hacernos sentir partícipe de todo eso que ellas están viviendo. Los cuestionamientos, los abusos y los temores de distintas experiencias y miradas se unen en un conjunto de momentos que te hacen reflexionar y caer en andas en una propuesta que no calla ningún tema y que propone todo para que tu también puedas reflexionar y opinar sobre el mensaje que nos entrega la película.

Un manejo excepcional por parte de la directora que logra que en un granero transcurran monólogos, diálogos y emociones captadas con una brutalidad de puesta en escena y en tiempo y momento. Es una película intensa que tiene su sangre teatral plasmada en la pantalla y permite ver lo mejor de su reparto que inexplicablemente ha sido olvidad en la carrera por los Oscar.

Es una adaptación que tiene mucho que hablar y como espectadores tenemos que estar dispuestos a escuchar, ese es el juego al cual nos invita la directora y en donde con toda libertad puedes entrar o no en esa dinámica. Es una propuesta altamente feminista, pero que te toca la fibra con total prestancia y complicidad.

Técnicamente, es una película muy completa, con una bella fotografía por parte de Luc Montpellier y una BSO por parte de Hildur Guðnadóttir que enlaza con todo el trabajo visual a la perfección.

Merecidamente, tiene bien ganados sus dos nominaciones en los apartados de mejor película y mejor guion adaptado. Personalmente, creo que merecía algo más de nominaciones, pero eso es agua de otro costal.

Una de las mejores películas de 2022, sin ninguna duda y que merece ser disfrutada y comprendida por todos los espectadores que disfruten de ver una película cinematográficamente contundente. En un año en donde tuvimos tremendas películas Women Talking, tiene su lugar perfectamente ganado y creo que no cabe discusión de que es una obra maravillosa, que como suele ocurrir se juzgara según cuan habido estés de recibir una propuesta contundente como está sobre una visión absolutamente feminista de vivir atormentada y callada por una sociedad que hasta el día de hoy juzga y pone barreras a un género que hace rato tiene mucho para decir.