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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
8
Drama Joseph (Peter Mullan), un viudo alcohólico, violento y autodestructivo, encuentra una esperanza de redención en Hannah (Olivia Colman), una mujer muy religiosa a la que conoce a raíz de un altercado. Al principio Joseph se burla de su fe y da por supuesto que su vida de creyente debe de ser muy apacible, pero pronto descubre que, por el contrario, está llena de dolor y confusión. A medida que su relación se consolida, ambos se dan ... [+]
5 de enero de 2012
118 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa es ser feo y otra bien distinta ser incómodo de ver. Lo mismo podría trasladarse al mundo del cine. Hay películas feas, como paradójicamente lo es Precious, haciendo de la miseria su estandarte, y hay películas, que como Tyrannosaur, son incómodas de ver. Filmes ante los que uno no puede evitar apartar la mirada por su extrema crudeza pero cuya finalidad va más allá del morbo gratuito, porque el amarillismo no es sólo cosa de la tele. Obras que, cada una a su manera, nos recuerdan que la vida no es de color de rosa.

El protagonista de Tyrannosaur, traducida aquí como Redención, está bien lejos de ser amable. Joseph es un ser amargado, alcohólico y con una violencia que, efectivamente, es difícil de soportar. Tampoco es fácil aguantar las imágenes de ultraviolencia machista que padece Hannah, una devota samaritana que se cruza un buen día en su camino. El repugnante marido le reserva las peores vejaciones y la cámara no se anda con sutilezas. La experiencia, sin duda, es angustiosa pero también es realista. No todos los barrios son Wisteria Lane.

Precisamente en el reflejo de una comunidad decadente se ha mostrado ejemplar el actor Paddy Considine. Debuta tras las cámaras con esta loable película, tras la cual es fácil augurarle un futuro prometedor. No sólo es el máximo responsable sino también el firmante del guión de Tyrannosaur, uno de los tantos más notables de la película. Se esmera en recrear una atmósfera de extrema sordidez y consigue extraer, poniendo como protagonistas a dos antihéroes, a dos seres desgraciados, un elogio a la amistad. Lo hace sin maniqueísmos, sin caer en la fácil tentación de edulcorar la cruda realidad. Aunque el título ya pronostique una redención, los personajes no experimentan súbitos y repentinos cambios de personalidad. Son los que son. Imperfectos.

Peter Mullan y Olivia Colman son los otros responsables de que Tyrannosaur resulte por momentos tan dolorosa. La actriz es la que está acaparando nominaciones por su frágil y angelical Hannah, pero es gracias al tándem que forma con el apático, violento e insensible Joseph que el filme adquiere toques tan humanos. Incluso Eddie Marsan, con uno de los personajes más detestables del cine reciente, suma verosimilitud a la cinta. No es tarea fácil provocar odio y asco semejantes y tan unánimes en platea.

Tyrannosaur, por tanto, no bucea en el lodo con el propósito de removerlo. Tampoco con voluntad de extraer una moraleja ni de ofrecer un cuento de superación personal. Es sólo el contexto en el que se mueve un ser atormentado, un alma solitaria y asqueada con la vida que se cruza con otro ser desesperado. Y de repente se entienden, se respetan y se quieren. Es cine incómodo de ver pero a veces nos demuestra que escarbando en la basura puede hallarse la belleza.
polvidal
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